Título original: Green Lantern Género: Superhéroes, aventuras.
Duración: 114 minutos País: EE.UU.
Música: James Newton Howard Web: greenlanternmovie.warnerbros.com/
En el universo ha existido durante siglos
una poderosa unidad de élite: los Green Lanterns, una hermandad de
guerrilleros que han jurado mantener el orden intergaláctico. Cada Green
Lantern lleva un anillo que le confiere el poder de crear todo lo que
su mente pueda imaginar, pero cuando un nuevo enemigo llamado Parallax
amenaza con destruir el equilibrio de la energía del Universo, su
destino y el de la Tierra caen en manos de su miembro más reciente, el
primer humano del Cuerpo: Hal Jordan, un
intrépido piloto de pruebas con talento y engreído. Pero los Green
Lantern respetan poco a los humanos, quienes nunca antes habían usado
los infinitos poderes del anillo. Sin embargo, la humanidad de Hal es un
arma que ningún miembro del Cuerpo había tenido nunca, y si consigue
controlar sus nuevos poderes y encontrar el valor para superar sus
miedos, es posible que demuestre que no sólo es el único que puede
derrotar a Parallax, sino también el único que puede salvar la Tierra y a
toda la humanidad de una destrucción segura.
DC se la vuelve a pegar. Se puede decir más alto, pero no más claro, y con este nuevo fiasco queda claro que Marvel está bastante por delante en lo que a adaptaciones de cómics y superhéroes se refiere, con la honrosa excepción del Batman de Nolan, un genial y maravilloso oasis fílmico de gran calidad en el vasto erial desértico que suponen las adaptaciones de la compañia subsidiaria de Warner Bros. En esta ocasión se han gastado 200 millones de dólares (que se dice pronto) en una película sin pies ni cabeza que es capaz tanto de aturdir visualmente al espectador como de plantearle grandes interrogantes: ¿quién es el responsable de esta bazofia de guión? ¿Por qué permiten que libretos así salgan a la luz y sean filmados? ¿Habrán tenido el valor de pagarles a los responsables de perpetrar el desaguisado?
La respuesta a esas preguntas sirven para esclarecer el motivo del desastre de Green Lantern a nivel argumental. Sobre todo, y como motivo principal, tenemos que el guión ha sido escrito entre cuatro personas que han estado metiendo mano constantemente a un argumento que no ha soportado semejante cantidad de cambios, recortes y añadidos. Los culpables son Greg Berlanti (guionista de algunos episodios de Dawson Crece y de Furia de Titanes 2, que está en camino...); Michael Green (que empezó en Sexo en Nueva York, siguió con Smallville, continuó con Héroes y ahora nos trae esto...); Marc Cuggenheim (cuyo mayor logro son algunos episodios de Ley y Orden y de FlashForward), y Michael Goldenberg (guionista de Contact oHarry Potter y la Orden del Fénix).Como podeís comprobar, todos ellos con escasa o nula experiencia en esto de crear argumentos de película minimamente sólidos, y con tan poco bagaje es lógico que se consiga este resultado tan pobre.
Así pues, tenemos un guión falto de coherencia y con una alarmante ausencia de ritmo, que podría haber sido escrito por cualquiera que no incluya el calificativo de "guionista" en su tarjeta de visita. Ararnca la cosa con un prólogo apresurado e hiper-resumido, con una voz en off que se esfuerza en esbozar a toda prisa unos antecedentes básicos que sirvan de base para lo que viene después: una historia clásica de superhéroe por accidente con rollo sentimental incluido en la que deberá afrontar su destino como salvador no ya de la raza humana, sino de todo el Universo. Todo eso y mucho más, incluido el nacimiento, auge y caida de algún que otro villano, en menos de dos horas de metraje. Conclusión: imposible conseguirlo sin renunciar a un mínimo de coherencia y dando lugar a un batiburrillo de escenas hilvanadas por una finísima y delgada linea argumental. De la profunidad psicológica de los personajes, si es que la hay, no pienso hablar.
No ayuda para nada un reparto muy poco convincente, del que a duras penas destacaría a Peter Sarsgaard y Mark Strong, ambos cumplidores bajo las enormes capas de maquillaje y CGI. En el lado opuesto de la balanza tenemos a un Ryan Reynolds tan inexpresivo como siempre (si exceptuamos Buried) y a la señorita Blake Lively, totalmente perdida en la gran pantalla (no debería haber salido de The Town, donde no lo hizo mal del todo). De Tim Robbins no pienso decir nada. El tampoco dijo ni pío cuando aceptó el papel, cogió el cheque y salió corriendo sin hacer preguntas.
Si algo en el film merece la pena son los efectos especiales, donde sin duda han ido destinados buena parte de esos 200 millones de dólares de presupuesto que comentábamos al principio. La arriesgada apuesta de crear el traje de Green Lantern completamente mediante CGI sale bien, igual que el rico y vasto universo mitológico de estos guerreros del Universo, que alcanza su máxima expresión en el planeta Oa y en los cientos de Green Lanterns que allí se reunen. Pero hasta cierto punto, porque llega un momento en que el uso del CGI es abrumador y el espectador es totalmente consciente de que apenas si hay un par de cabezas humanas parloteando sobre un enorme fondo verde.
En definitiva, otra decepcionante película de superhéroes articulada en torno a una historia predecible y plana, con un personaje principal intentando ser carismático y tristemente no consiguiéndolo (intentando emular lo que Robert Downey Jr. hizo con su Ironman) y unos villanos totalmente desaprovechados que desaparecen igual de rápido que llegan. Ahora sólo queda esperar que Marvel y su Capitán América nos devuelvan la esperanza, mientras que DC volverá a depositar sus esperanzas en la nueva entrega del Batman de Nolan...