¡Quietos! ¡Que no cunda el pánico! Podeís estar tranquilos que, de momento, ni el fin del mundo ha llegado ni Ben Affleck ha pronunciado mal las palabras mágicas desatando así el holocausto de la humanidad. La noticia es mucho más positiva, aunque un pequeño apocalipsis no vendría nada mal para deshacernos de la escoria que inunda el planeta. En fin, vamos al grano que me caliento y acabo mendigándo al cielo por un diluvio universal o un buen puñado de plagas. El caso es que Ben Affleck, quién tan sólo cuenta con un par de películas en su bagaje particular como director (las interesantesAdiós pequeña, adiós en 2007 y The Town en 2010), ha sido elegido por Warner Bros. para dirigir la nueva adaptación a la gran pantalla de Apocalipsis (The Stand), una de las mejores novelas -por no decir la mejor- de Stephen King. La primera adaptación, que llegó en forma de miniserie para la tv, fue obra de Mick Garris, amigo del afamado escritor y responsable de varias adaptaciones basadas en obras de King, el Rey del Terror.
La elección puede considerarse como una relativa sorpresa, puesto que el mejor posicionado hasta la fecha era David Yates, director de las últimas entregas de la saga de Harry Potter. Y además de sorpresa, para mí supone un acierto. La carrera de Ben Affleck como director es, hasta la fecha, escueta pero de un valor considerable (todo lo contrario que su faceta como actor) y el californiano tiene visos de convertirse en un muy buen director. El hecho de que Warner Bros. le confie uno de sus proyectos más ambiciosos es señal de la confianza que tienen depositada en él. Sinceramente creo que la cosa puede resultar interesante y ya sólo queda lo de siempre, pero no por ello menos divertido: aguardar impacientes las noticias que poco a poco se vayan descolgando relacionadas con el proyecto, en especial las que tengan algo que contarnos respecto al reparto y los intérpretes elegidos para dar de nuevo vida en la gran pantalla a Stu, Nick, Glen, Fran, Lloyd, Harold, Nadine, Trashcan, Abigail y, cómo no, Randall Flag.
Hace un par de semanas nos llegaba el primer póster de Piranha 3DD, secuela de Piranha 3D, el film dirigido por Alexandre Aja en el 2010, y ahora es el turno de su primer tráiler, que deja bien claro cuáles son las bazas del film: pirañas y silicona en cantidades industriales... A destacar la presencia de David Hasselhoff en un papel que recuerda mucho al que interpretara en su día en la serie Los Vigilantes de la Playa. Tan tremenda bizarrada, que tiene pinta de superar en cuanto a gamberrismo e intrascendencia a su predecesora, se estrena en EE.UU. el próximo 23 de noviembre y veremos lo que tarda en llegar a nuestro país.
La sinopsis oficial desvela un argumento más que interesante: "Heidi es una chica que trabaja como DJ en una
radio local. Una misteriosa caja que contiene un vinilo le llega un día
con un extraño mensaje: "Un regalo de los Señores de Salem". Ella asume que se
trata de una banda de rock que quiere que su música sea escuchada. En el momento que pone el disco, éste comienza a sonar al revés y Heidi comienza a experimentar flashbacks de un trauma pasado. Sin
embargo, cuando su amiga Withey pone el mismo disco, éste suena
correctamente y de hecho se convierte en un éxito entre los oyentes. La
llegada de una nueva caja incluirá unos tickets para un concierto que
tendrá lugar en Salem. Heidi y sus amigas llegarán al lugar y
descubrirán que los "Señores de Salem" no son lo que esperaban y que han vuelto a por sangre. La canción maldita liberó una maldición ancestral y las brujas que fueron torturadas y asesinadas hace 300 años vuelven para ejecutar su venganza..."
El estreno tendrá lugar a lo largo del próximo 2012 y huelga decir que servidor, como fan incondicional del señor Zombie a todos los niveles (música, cine, cómic...) esta no se la pierde por nada del mundo...
...de la tercera parte de una saga que en sus dos primeras entregas -Hostel (2005) y Hostel 2 (2007)- tuvo como director a Eli Roth, quien en esta ocasión se queda con el papel de productor y deja la dirección en manos de Scott Spiegel. Hostel III va derechita al mercado de DVD y BluRay (se supone que en diciembre...) sin pasar por la gran pantalla, lo que nos puede servir para hacernos una idea de lo que podemos o no esperar de esta tercera entrega. Además, en esta ocasión la acción se sitúa en Las Vegas, con lo que dejamos a un lado la ambientación típica de las dos primeras películas, ambientadas en recónditos parajes europeos mucho más acordes a la temática del film. Habrá que darle una oportunidad...
Un virus letal que se transmite por el aire y mata en cuestión de días amenaza con extenderse por todo el planeta y acabar con buena parte de la población mundial.
A medida que va creciendo la epidemia, la comunidad médica mundial
lucha contrarreloj para encontrar una cura y controlar el pánico, que se
extiende incluso más rápido que el propio virus. Al mismo tiempo, la
gente lucha por sobrevivir en una sociedad que se desmorona.
Hay que reconocer que si eres hipocondríaco y algo paranoico, Contagio no es tu película, porque la cosa va de virus, infecciones, epidemias y, cómo no, infinidad de contagios y de mil y una maneras. Con un realismo sobrecogedor, Steven Soderbergh se ha encargado de plasmar en la gran pantalla el terrible e implacable proceso de expansión de una pandemia mortal desde sus primeros pasos hasta la inevitable infección global. Para ello, y como suele ser habitual en buena parte de las películas del realizador de Atlanta, Soderbergh se ha rodeado de rostros muy conocidos a nivel interpretativo para componer su mosaico habitual de personajes cruzados, en este caso bajo el descorazonador marco de una apocaliptica epidemia mundial.
Soderbergh, quien dijo hace tiempo que próximamente se retiraría del mundo del cine para negarlo posteriormente (cosa que si cumple será una verdadera pena) es un profesional como la copa de un pino y un director de esos que siempre, en menor o mayor medida, da la talla con sus películas y nunca suele defraudar. La regularidad de su cine es su mayor baza y Contagio es una nueva muestra de su buen hacer tras las cámaras y de su habilidad entrelazando historias y desgranando vidas, resultando una película muy entretenida a pesar de que el enfoque que se le ha dado al tema de la pandemia prescinde de la acción, la espectacularidad y la grandilocuencia de otras películas sobre este tipo de desastres como Estallido (1995) o 28 Días Después (2002). En esta ocasión el tema es tratado bajo un prisma mucho más realista, con una frialdad tremenda marca de la casa y una carga enorme de cruda realidad. El espectador asiste así a una recreación hipotética que resulta estremecedora dada la enorme carga de realismo con la que el film ataca nuestro subconsciente, describiendo una situación que podría no sólo ocurrir, sino desarrollarse tal y como la historia plantea: focos de nacimiento de la pandemia, expansión y desarrollo de la misma, reacciones de las instituciones médicas mundiales, el papel de las nuevas tecnologias a la hora de comunicar y enfocar el problema y, como daño colateral, el más que probable desmoronamiento de la sociedad ante una situación catastrófica de semejante envergadura... Todo esto se plantea y se desarrolla sin excentricidades, sin hipérboles innecesarias y con una sencillez totalmente aséptica, y así la historia entra limpiamente en el espectador como un bisturí en el cerebro al que disecciona.
Todo ello sin necesidad de focalizar el protagonismo en ninguno de los grandes nombres con los que cuenta Soderbergh para desarrollar la historia, ni de establecer prioridades entre actores, aunque bien es cierto que el drama personal del personaje interpretado por Matt Damon ocupa buena parte de la historia, aunque como ya os digo, todas las tramas tienen su dosis de importancia y se articulan en torno al nódulo central: la pandemia, sus causas, efectos y estragos en la sociedad mundial. No sabría destacar a ninguno en particular, aunque me gustó de manera especial el personaje de Jude Law (en parte porque representa el lado salvaje y el poder incontrolable de la comunicación en la red, para bien y para mal...), quizás un tanto desaprovechado y que podría haber dado mucho más de sí como azote de la burocracia y las compañias farmaceúticas. Y por cierto, en ese sentido, me pareció captar cierto posicionamiento por parte del realizador para con el bando de las multinacionales, organizaciones gubernamentales y demás organismos oficiales, en detrimento de personaje de Jude Law que representa el deseo de saber y de llegar hasta el fondo de la verdad por parte del grueso de la sociedad.
Resumiendo, una película narrada sin prisa pero sin pausa, con el sello indiscutible de Soderbergh y con un buen elenco de actores al servicio de una historia que tiene visos de poder convertirse en realidad en un futuro no muy lejano y que muestra el más que probable proceso de diferentes estamentos a la hora de afrontar semejante problema, y también las reacciones de una sociedad puesta al límite y azotada por una amenaza de tales proporciones, llegando incluso al resquebrajamiento de valores éticos y cívicos. Los que esperen una cinta apocalíptica repleta de explosiones y acción a raudales se sentirán decepcionados. El resto disfrutará de una historia bien contada con visos de documental que como gran hándicap tiene el hecho de que quizás podría haber dado más de sí.
Mejor Película Night Fishing, de PARKing CHANce (Park Chan-wook y Park Chan-kyong)
Diploma Película No Ficción Knuckle, de Ian Palmer
Diploma Película Discovery Invasion of Alien Bikini, de Oh Young-doo
Diploma Película Dark Ficción Kill me please, de Olias Barco
Diploma Mejor Cortometraje Coup de grace, de Clara van Gool
Mención Especial Underwater Love, de Shinji Imaoka
CASA ÀSIA Jordi Ojeda, Carles Santamaria, Pil Sung-Yim
Mejor Película The Unjust, de Ryoo Seung-wan
Gran Premio del Público Mejor Película Attack the Block, de Joe Cornish
NOVA AUTORIA INSTITUT BUÑUEL de la FUNDACIÓ AUTOR Arnau Bataller, Sílvia Munt, Maria Ripoll
Mejor Dirección La gota, de Daniel Piera i Beatriz Escolar (Universitat Ramon Llull-Blanquerna).
Mejor Guión Ex aequo a Camille, de Carme Puche (Universitat Oberta de Catalunya – UOC), y Exercici, de Raúl Pérez (Bande à Part).
Mejor Música Original Chroma, de Juan Andrés González (Universitat Pompeu Fabra).
Mención Especial por el interés del trabajo documental a Me llamo Peng, de Jahel Guerra i Victoria Molina de Carranza (Universitat Autónoma de Barcelona – UAB).
Mención Especial por el interés del trabajo de animación a Desde el averno, de Raúl García, Núria Argemí, Mariona Consuegra, Saúl Darú, Maria Moreira, Clara Vallvé i Bernat Vilaseca (Escola d’Animació de Catalunya, 9 Zeros).
ANIMA'T – Premio Gertie Jordi Ojeda, Carles Santamaria, Pil Sung-Yim
Mejor Largometraje de Animación Tatsumi, de Eric Khoo
Mejor Cortometraje de Animación Dripped, de Léo Verrier
Diploma al Mejor Largometraje Sitges Family Leafie, de Oh Sung-yoon
MÉLIÈS DE PLATA Àlex Aguilera, Paco Cabezas, Manlio Gomarasca
Méliès d’Argent a la Mejor Película Europea Kill List, de Ben Wheatley
Mención Especial Hell, de Tim Fehlbaum
Mención Especial Krokodyle, de Stefano Bessoni
Méliès de Plata al Mejor Cortometraje Europeo The Unliving, d’Hugo Lilja
Mención Especial Magic Piano 3D, de Martin Clapp
MÉLIÈS DE ORO
Méliès de Oro a la Mejor Película Europea Balada Triste de Trompeta, d’Álex de la Iglesia
Méliès de Oro al Mejor Cortometraje Suiker (Sugar), de Jeroen Annokkee
PREMIOS DE LA CRÍTICA Desirée De Fez, Carlos Losilla, José Luis Losa
Premio de la Crítica Jose Luis Guarner Attack the Block, de Joe Cornish
Premio Citizen Kane al director/a revelación Ex aequo a El páramo, de Jaime Osorio y Trabajar cansa, de Juliana Rojas y Marco Dutra
BRIGADOON Paul Naschy Adrián Cardona, Rafa Dengrà, Leticia Dolera
Hace casi un mes (16/09/2011) que salió publicado este artículo en la edición digital de El Pais, refiriéndose al nuevo disco de Mastodon y haciendo alusión a una supuesta apertura de la música heavy y/o metal hacia el resto del mundo, como si hasta la fecha se haya limitado a ser un género musical limitado para, como dice el artículo textualmente "perdedores e ignorantes". Creo que ha llegado la hora de revisar dicho artículo y debatir una serie de afirmaciones vertidas en dicho artículo que creo del todo inadecuadas. Vamos con el articulo (en este formato) y lo que un simple aficionado (servidor) tiene que decir al respecto.
"Metal para gafapastas"
El heavy intenta abrirse paso fuera de su feudo. Su
arma secreta es Mastodon, un sofisticado cuarteto estadounidense que se
inspira en Melville o Dostoievski.
En la galaxia del metal, un puñado de bandas están
rompiendo el estúpido cliché de que el rock duro es para perdedores e
ignorantes. Las referencias literarias y culturales han poblado desde
siempre las letras de grupos heavies (Alan Poe, Hemingway, Homero, Aldous Huxley... han sido referentes en bandas como Iron Maiden o Metallica), pero son Mastodon
los que están consiguiendo borrar el estereotipo. Una muestra: tocaron
este verano en el Sonisphere de Getafe, y entre el público chicas con el
look Amélie disfrutaban de sonidos que muchos veteranos del metal calificaban de "demasiado duros" mientras buscaban sombra y una cerveza. ¿Empieza a estar bien visto el heavy entre los gafapastas?
Empezamos mal desde el título. Habría que dejar claro qué es un gafapasta y averiguar cómo se visten, qué escuchan, que ven en la tele y en el cine, que tipo de lecturas devoran y cómo se comportan. Y entonces, a partir de ahí y con una definición correcta, podemos empezar a hablar. Continuamos en la misma línea desafortunada con un "lead" y un primer párrafo en el que se presupone que la música heavy es un estilo que vive encerrado en un feudo (seguramente al redactor la palabra "gueto" le sonó demasiado fuerte y prefirió usar el vocablo "feudo", mucho menos hiriente...). No cabe duda de que el rock duro y el heavy metal son géneros musicales particulares, pero de ahí a tratar de enclaustrarlos y convertirlos en géneros cerrados sólo aptos para un determinado estereotipo de oyente me parece de una torpeza y una estrechez de miras galopante, máxime cuando estamos bien avanzados ya en el siglo XXI y el mestizaje y la amalgama de estilos, no sólo en la música, sino en el arte en general empieza a ser una constante. Resumiendo, no se le pueden poner puertas al campo, ni tratar de establecer quién puede o debe escuchar un determinado tipo de música. Un estilo musical con tanta personalidad como el rock en todas sus variaciones no se articula ni se compone para intentar abrirse paso desde ni hacia ningún sitio. Simplemente el rock, como la energía, ni se crea ni se destruye: es cambiante, se transforma, y el que quiera es libre de escuchar éste o áquel grupo, disco o grupo, pero estoy seguro de que quienes enarbolan con sinceridad el estandarte de la buena música y la autenticidad lo hacen por simple y pura devoción, amor, cariño y pasión hacia lo que hacen. Evidentemente, si luego pueden vender 20 millones de discos, perfecto.
Además, se hace eco de, según el artículo "ese estúpido cliché de que el rock duro es para perdedores e ignorantes". Mira, ahí estoy de acuerdo, y no sólo calificaría ese cliché de estúpido, sino que tacharía a la persona que lo formule de retrógrada, ignorante y minusválido cultural, además de citarle para un encuentro casual con mi lado oscuro más oculto e irracional. Sí, es un cliché estúpido y realmente necio, y como dice el sabio refranero español, "a palabras necias, oidos sordos", a lo que yo añadiría la posibilidad de no otorgarle la posibilidad de ningún tipo de eco para evitar su postergación. Cuanto antes dejemos de seguir dándole publicidad a los clichés y a los estereotipos, sean los que sean, antes dejarán de tener validez y "se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia", tal y como el gran Roy Batty dijo en su día. La alusión a que bandas como Iron Maiden o Metallica se han basado en clásicos de la literatura para inspirarse u homenajearles en las letras de sus canciones está bien, pero ni esos dos grupos son los únicos que lo han hecho, ni Mastodon están borrando estereotipo alguno porque, insisto, no hay estereotipo, o al menos no debería haberlo, y estas cosas dejarán de existir cuando dejemos de creer en ellas.
Por último, el hecho de que entre el público que asiste a un concierto de Mastodon se encuentren "chicas con el
look Amélie" no es significativo ni es indicativo de nada. La música es un arte y un entretenimiento que, como manifestación cultural de peso, puede ir acompañada de un estilo a la hora de vestir y de una determinada indumentaria, pero se trata de algo opcional, una simple y pura cuestión de elección personal. Para todos los públicos y simplificando, ni todos los que llevan el pelo largo son heavies, ni todos los que llevan gafas se emocionan con el Réquiem de Mozart. El redactor vuelve a establecer, desconozco si involuntariamente o no, un estereotipo o "estúpido cliché" según sus propias palabras. En una nueva consulta al refranero español, encontraremos sentencias del tipo "el hábito no hace al monje" o bien podemos quedarnos con la utilizadísma "las apariencias engañan" si no queremos tirar de frases populares castellanas. Y hablando en plata, ¿qué cojones tendrá que ver, en última instancia, la indumentaria de una persona con la música que escucha?.
Luego tenemos la cuestionable afirmación de que "veteranos del metal calificaban de "demasiado duros" ". Aquí me vais a permitir que, a título personal, tenga mis dudas al respecto y no termine de imaginarme a esos veteranos metaleros calificando a los Mastodon como demasiado duros. Mastodon son muchas cosas: creatividad, velocidad, virtuosismo, originalidad, buenas letras, carisma, personalidad y también dureza, pero no tanto como para que la gente, a estas alturas, se alarme. Y mucho menos si son esos veteranos que buscan sombra y cerveza.
La frase que cierra esta parte, "¿Empieza a estar bien visto el heavy entre los gafapastas?" no es más que otra hilarante colección de estúpidos clichés, dando por sentado varias cosas, entre ellas, que el heavy está mal visto y que los gafapastas (sigo sin saber qué entiende el redactor con dicho término...) no lo tenían en consideración hasta la irrupción de Mastodon en el panorama internacional.
El resto del artículo es una simpática y ligera compilación de datos más o menos exactos intercalados con pequeños extractos de una entrevista a Brann Dailor, batería del grupo. Respecto a esta parte, poco o nada que objetar. Al fin y al cabo, es una entrevista y, salvo los matices y los giros de las expresiones en la traducción del inglés al castellano, son palabras de uno de los fundadores del grupo. Lo reproduzco palabra por palabra a continuación, y me despido pidiendo más rigor no ya informativo, sino a la hora de justificar o cimentar ciertos argumentos en una noticia. No todo vale, y hay que mirar hacia el siglo XXI. Tranquilos que no es echar la vista demasiado lejos: es simplemente contemplar y entender el siglo que estamos viviendo ahora mismo...
Brann Dailor (Rochester, Nueva York, 1975) recibió a EP3 en las
bambalinas del festival para hablar de su quinto álbum de estudio, The hunter, que verá la luz el 27 de septiembre. Con un capuccino
en la mano, este batería autodidacta, que abandonó el colegio a los 17
años por problemas familiares y pasó a trabajar en turnos de noche ("en
curros de mierda") y a tocar en bandas de art-rock, es el pilar del grupo formado en Atlanta en el año 2000.
Un buen día, Dailor estaba leyendo Moby Dick y vio
concomitancias entre los marineros en pos de la ballena blanca y un
grupo de rock dando vueltas por el mundo a bordo de una furgoneta en
busca de... no se sabe qué. De ahí nació Leviathan (2004), el álbum que hizo que The New York Times girara la cabeza hacia ellos: "Mastodon es, por defecto, la banda de metal para gente que se cree demasiado lista para el metal".
Su crítico Ben Ratliff, en un artículo donde los mide con músicos de
jazz, llegó a decir: "Resume con una agudeza increíble las últimas tres
décadas de rock duro".
Lo de que Mastodon es l"a banda de metal para gente que se cree demasiado lista para el metal" no es más que otra soberana tontería, esta vez por parte de ese redactor de The New York Times. No por ser neoyorkino se es más listo o profesional, y la pata la mete cualquier hijo de vecino trabaje en El País o en El Soplo.
¿Y sus influencias literarias? Dailor cita a
Melville, claro, y también a Dostoievski, "y a todos los clásicos,
obviamente. Me paso el día leyendo". ¿Obviamente...? "Somos artistas",
recuerda mientras se rasca un tatuaje. Dailor asume con naturalidad y
una sonrisilla la etiqueta de banda sofisticada. "No me sorprende, creo
que en el rock duro está implicada parte de la gente más talentosa y
artística que conozco: el tipo de persona autoexigente, propensa a
romper moldes y a buscar nuevos lugares. No veo eso en el pop, la
verdad. O en el rap. Esas producciones masivas, basura motivada por el
dinero... No creo que el rock duro sea para perdedores, porque además
¡yo soy un ganador!" [risas].
Con The hunter (su tercer elepé con Warner) ya no estamos ante un disco "de concepto", con una trama. Su título (que se traduce como El cazador)
es un homenaje al hermano del guitarrista Brent Hinds, muerto durante
un accidente cinegético. La banda ha dado un paso que ha desatado las
alarmas entre sus fans de toda la vida: han fichado al productor Mike
Elizondo, habitual de grupos ultracomerciales de hip-hop y pop:
Eminem, Maroon 5, Nelly Furtado... Dailor se defiende: "No ha coloreado
nuestro sonido, nos ha sacado más partido. No digo que seamos vagos,
pero a veces uno no se disciplina lo suficiente. Es bueno tener un
testigo objetivo. Mike es cultivado, es fiable y rápido. Nunca tuvimos
una disensión con él. Nos dejó ser Mastodon".
La banda admite que
Warner apuesta por ellos, tratando de llegar a una audiencia más amplia y
sofisticada: "Así es: la idea es alcanzar una cota más elevada",
reconoce su líder. Para eso no solo han fichado a un productor de masas;
también han cambiado las carátulas y tipografías. Pero quiere
tranquilizar a los puristas. "Es verdad que este álbum es muy distinto a
lo anterior. No está tan orientado hacia lo progresivo, es más directo.
Son buenas canciones, pegadizas... Espero no decepcionarlos".
Se acabó la espera: ya tenemos el trailer oficial de Los Vengadores (The Avengers), uno de los futuros estrenos más esperados por los aficionados al cine palomitero/comiquero y que llegará a nuestras pantallas a lo largo del próximo año 2012, concretamente el 4 de mayo si todo va como tiene que ir. La película, dirigida por Joss Whedon y con un reparto espectacular (Chris Hemsworth, Robert Downey Jr., Chris Evans, Scarlett Johansson, Jeremy Renner, Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, Gwyneth Paltrow, Mark Ruffalo, Stellan Skarsgård, Clark Gregg, Cobie Smulders...) reunirá a un grupo de superhéroes del universo Marvel para luchar contra un enemigo común que amenaza con destruir la Tierra. Iron Man, el Capitán América, Thor, Hulk, Viuda Negra, Ojo de Halcón, Nick Fury... la selección es impresionante y el film augura diversión y acción a raudales. Ahora sólo queda esperar unos meses para ver si la película colma las expectativas que está levantando entre el público...
Hace ya algún tiempo (más de un año, para ser exactos...) que publiqué una entrada sobre las evidentes similitudes que se pueden encontrar en carteles de cine de películas muy diferentes entre sí. Y cuando digo evidentes similitudes, quiero decir que en ocasiones hay auténticos plagios encubiertos. Pero claro, tal y como está el mundo del cine, donde escasean cada vez más las ideas originales y se recurre una y otra vez a remakes, reboots y retruños, parece poco importante el que se copie casi al cien por cine un simple cartel. Podeís echar un vistazo a dicha entrada AQUI. El caso es que hoy me he acordado de esa entrada y como en aquella ocasión me quedé corto, pues hoy vuelvo al ataque con más carnaza.
Y para empezar, una mirada a los '80 con dos películas que trataban de crear una aleación entre el género de terror y la comedia juvenil. Me estoy refiriendo a Noche de Miedo (Fright Night, 1985) y a La Divertida Noche de los Zombies (Return of the Living Dead II, 1988), dirigidas por Tom Holland y Ken Wiederhorn respectivamente. Ambas tenían como principales estrellas de la función a sendas criaturas míticas y legendarias para el género de terror: vampiros y zombies. Pero centrémonos en lo que nos interesa y fijémonos en los posters promocionales de la época. En el de Noche de Miedo tenemos la imagen de una casa solitaria sobre la que acecha una especie de niebla con forma de rostro terrorífico y realmente amenazador. Un buen póster que recuerdo me daba especialmente repelús en aquellos tiempos. Lo curioso viene cuando nos fijamos en el cartel de La Divertida Noche de los Zombies y... ¡voilá! Nos encontramos con una disposición prácticamente idéntica: esta vez un vecindario al completo sustituye a la solitaria morada, pero el rostro monstruoso con forma de neblina sigue estando en el centro del cartel ocupando un lugar privilegiado. Además, la mueca es casi la misma en los dos carteles. ¿Coincidencia? No, no lo creo...
Turno ahora para una película protagonizada por nuestro buen amigo Nic Cage. En 60 Segundos (2000), dirigida por Dominic Sena, el Dios del Peluquín se dedica a robar coches junto a Angelina Jolie. Una película de acción para los amantes de la velocidad y los coches. En el cartel del film, sendas fotografías de los protagonistas separadas por un vehículo a toda pastilla. Sí, ya sé que no es el colmo de la originalidad, pero lo curioso llega cuando le echamos un vistazo al cartel de 100 Millas, comedia dirigida por Brent Huff sólo dos años después con Jake Weber y Maria Bello en los papeles principales. El cartel es casi una reproducción del de la película de Nicholas Cage. Misma disposición de los protagonistas, idéntica gama de colores... ¡Si hasta la tipografía utilizada es la misma!
Y qué mejor que despedirse (al menos por hoy), con un clásico modeno: Instinto Básico (Paul Verhoeven, 1992) se convirtió en uno de los mayores éxitos del momento gracias al cóctel realmente explosivo que formaban Michael Douglas y Sharon Stone en este thriller de alto voltaje y elevada carga erótica. El cartel mostraba a la pareja protagonista y destacaba en él la mirada amenazadora de la Stone, que parecía estar diciendo "Esto lo arreglo yo con un picahielos". Muchos años después se rodaría La Traición (en el2005, también conocida como Betrayed o Bound by Lies) una película directa al mercado del DVD (y gracias...) dirigida por Valerie Landsburg y protagonizada por uno de los hermanos Baldwin, en concreto Stephen, y Kristy Swanson. Thriller cutrongo donde los haya propio de una sobremesa de Antena 3 en el que las vidas de un detective y una fotógrafa se cruzan con consecuencias que todos nos imaginamos. Pues bien, en este caso el plagio (porque no se le puede llamar de otra forma) es total y seguramente hasta tenga pena de cárcel. Las imágenes hablan por sí solas...
Frank es un agente de policía que un día salva a una chica de ser asesinada. Antes de morir, el asesino sólo es capaz de pronunciar el nombre de la mujer: Jenifer, que además tiene la cara totalmente desfigurada, es incapaz de hablar y no tiene nadie con quién ir. Ante estas circunstancias, Frank decide acogerla en casa...
Emitido en los EE.UU. el 18 de noviembre de 2005, Jenifer es uno de los episodios de Masters of Horror que más llamó mi atención y más gratamente me sorprendió. Poco o nada esperaba a estas alturas de Dario Argento, otrora rey del giallo y del terror italiano y director de clásicos como Rojo Oscuro (1975), Suspiria (1977) o Phenomena (1985), y tengo que reconocer que en este episodio, basado en la historia de cómic homónima publicada en el número 63 deCreepy (julio 1974) (escrita por Bruce Jones y dibujada por Berni Wrightson) encontramos trazas del Argento de siempre, el que prefiere provocar repugnancia y desasosiego en el espectador antes que terror, y que opta por no dar ninguna explicación al horror que dispone en la pantalla.
En esta ocasión nos ofrece una nada convencional historia de "chico conoce a chica", una bizarrísima historia pseudoerótica en la que un hombre se obsesiona con una mujer en apariencia humana pero de tendencias extrañas (entre las que se encuentra su dieta a base de criaturas vivas, incluyendo humanos...) de la que sólo conocemos su aparente inocencia y fragilidad y sus ansias de sexo. En ese sentido, el personaje de Jenifer es como una especie de sirena moderna, una mantis humana que auna belleza y crueldad, candidez y voracidad, que todo lo devora, y que acaba convirtiéndose en poco menos que un animal salvaje guiado por sus instintos más bajos y básicos: la comida y el sexo. Nada sabemos acerca de su rostro desfigurado o de su origen y procedencia, pero tampoco importa demasiado: lo que Argento pretende es despertar en nosotros un extraño sentimiento a mitad de camino entre la atracción y el rechazo paralelamente a la obsesión/repulsión que el protagonista experimenta a medida que avanza el episodio.
En el apartado técnico, buenos efectos especiales, como siempre a cargo de los maestros Howard Berger y Greg Nicotero, consiguiendo momentos gore realmente llamativos que contribuyen a aumentar el interés y la intensidad de la narración. Especial mención para el rostro desfigurado de la protagonista, una convincente creación de maquillaje, y para la fotografía, que hacen que el episodio esté más cerca de la producción cinematográfica que de la televisiva.
De los cuatro primeros episodios de esta atípica serie, éste dirigido por Dario Argento es el que juega en una liga algo diferente, tratando de dejar en el espectador un poso diferente gracias al morboso argumento y usar como baza el interés innato del ser humano por este tipo de temas escabrosos. Además, resulta interesante el planteamiento moral de los extremos a los que puede llegar un ser humano normal para ver satisfechos sus bajos instintos. En definitiva, un episodio que, aunque no es ninguna obra de arte (el final es previsible y se ve venir a lo lejos, y hay ciertas situaciones bastante inverosímiles y difíciles de asimilar), plantea cosas interesantes y tiene pinceladas (aunque escasas) del gran maestro que es Dario Argento. A ver si vuelve pronto por sus fueros...
Después de la Tercera Guerra Mundial muchas ciudades han desaparecido y la población ha sido diezmada . Peggy regenta un bar con su madre
en una de la zonas habitables de la ciudad mientras tratan de reponerse a
la muerte del padre y la hija mayor. Un día aparecen en el local unos
jóvenes y Jak, uno de ellos, consigue una cita con Peggy esa misma noche
para enseñarle la parte más siniestra de la ciudad y un macabro espectáculo llamado "danza de la
muerte"...
A estas alturas me difícil de creer que cualquier aficionado al cine que se precie no conozca a Tobe Hooper y, por extensión, La Matanza de Texas (1974), su ópera prima y película de culto, clave para llegar a entender el cine de terror contemporáneo y piedra angular para todo un subgénero dentro del cine fantástico. Después de tan tremendo pistoletazo de salida para su carrera cinematográfica, llegaron buenas historias como Salem's Lot (1979), Poltergeist (1982) o Lifeforce (Fuerza Vital, 1985), entre otras. Pues bien, si en lugar de haber empezado su carrera con la mítica película sobre Leatherface y compañia lo hubiera hecho con este episodio de Masters of Horror, hoy Tobe Hooper sería, probablemente, un tremendo desconocido y nadie le hubiera dado tantas oportunidades como se le han concedido a lo largo de su trayectoria al director de Austin.
El Baile de los Muertos (Dance of the Dead) es el tercer episodio de la primera temporada de Masters of Horror (emitido en EE.UU. el 11 de noviembre del 2005) y supuso en su día la primera gran decepción de esta apuesta por crear una serie de calidad reuniendo a los mejores realizadores del género. Y eso teniendo en cuenta que los dos primeros episodios (Esculturas Humanas de Don Coscarelli y Tras las Paredes de Stuart Gordon) tampoco eran para tirar cohetes, pero tenían aspectos a destacar y particularidades dignas de mencionar... Pues bien, insisto: este episodio perpetrado por el señor Hooper es decepcionante por completo. En primer lugar, porque llega de la mano de un director con muchas tablas en el negocio y al que se le presupone cierto peso en el género fantástico, cosa que en ningún momento queda claro gracias a una dirección apresurada y a un montaje totalmente videoclipero además de caótico, factor acentuado por la estridente banda sonora, que deja mucho que desear y cuyo responsable es Billy Corgan, líder de los otrora magníficos Smashing Pumpkins. Segundo, porque está basado en un relato corto de tono apocalíptico y distópico del gran Matheson, relato que entre su hijo y guionista Richard Christian Matheson y el propio Hooper se han encargado de estropear y de adaptar, hablando en plata, como el culo. Y tercero, porque es una historia repleta de personajes estereotipados cuya conexión e interacción entre protagonistas principales es poco o nada creible, además de basarse en típicos tópicos del (mal) cine de terror y/o fantástico.
Poco podemos salvar de este episodio, exceptuando el punto de partida (no me cansaré de decir que es una idea totalmente desaprovechada) y la puesta en escena. Personalmente, también metería en el saco de lo positivo a Robert Englund y su personaje, The M.C, el dueño del club Doom Room y maestro de ceremonias del baile de los muertos, tan histriónico y sobreactuado como de costumbre y con su verborrea habitual, pero entiendo que esto ya entra dentro de lo estrictamente subjetivo y personal. La apuesta por el tipo de final de la historia también es de agradecer, pero supone un canto de cisne, un espejismo en mitad del desierto. Tobe Hooper parece empeñado en tirar por tierra su leyenda encadenando truño tras truño.
Más o menos todos estaís desde hace ya bastante tiempo al corriente de mi devoción y pasión por Mastodon, grupo del que cada vez que puedo cuelgo un vídeo, una noticia o una reseña, y tengo que reconocer que a veces puedo resultar pesado, pero qué le vamos a hacer: no lo puedo evitar... Pocas veces surgen bandas o grupos de música que me sorprendan e impacten tanto como estos genios de Atlanta, así que tendreís que perdonar la insistencia, pero tengo que difundir la palabra de este nueva concepción de lo que lleva tiempo denominándose "metal del siglo XXI".
De personalidad musical independiente y con un estilo personal e intransferible, Mastodon son una de esas bandas realmente inconfundibles en el panorama metálico mundial, y desde sus comienzos crearon un sonido propio sobre el que han ido trabajando y pivotando durante todos estos años, reinventándose en cada nuevo disco pero sin perder ni un ápice de la esencia que les ha hecho disfrutar de un status de particularidad como el que ahora mismo tienen en la escena musical internacional.
Su último disco, que lleva el breve título de The Hunter (en claro homenaje al hermano del cantante y guitarra Brent Hinds, que falleció de un infarto mientras cazaba durante la grabación del disco) y que está recién salido del horno (yo ya lo tengo gracias a un regalo de mi gran amigo Jac Hunter) supone para la banda un posicionamiento enfocado hacia el primigenio rock de los años '70, aunque en ningún momento han perdido la esencia que les caracteriza como grupo de cierta complejidad a la hora de componer. Ya desde el lanzamiento de los primeros avances y de los dos primeros singles, sobre todo con Curl of the Burl, esa mirada hacia los orígenes estaba totalmente presente y auspiciaba que The Hunter sería un disco diferente, y así ha sido. De hecho, están corriendo ríos de tinta en internet y el cruce de declaraciones es constante entre dos posicionamientos bien diferenciados por parte de los fans respecto al nuevo disco: están los que consideran que Mastodon han dado un paso atrás y que este disco supone un retroceso a nivel compositivo y musical, y están los que consideran The Hunter como un gran disco que sigue la lógica y constante evolución que los de Atlanta le imprimen a sus trabajos a pesar de que pueda parecer que hayan dejado (ligeramente) de lado el metal para acercarse al rock. Yo me cuento entre los segundos y es más, considero que lo que estos genios siguen haciendo es metal de calidad, música realmente compleja y de digestión pesada que, tengo que reconocerlo, no es apto para todos los oídos y que son un grupo al que para cogerle el punto se necesitan varias escuchas, pues es difícil que entren a la primera.
Se nota que en esta ocasión no se han querido enfrascar en un disco tan enrevesado y complejo como en ocasiones anteriores, y eso se plasma en canciones cortas de no más de cinco minutos de duración que dejan ligeramente de lado las trabajadas elaboraciones progresivas de los discos predecesores. Siguen introduciendo el doble bombo a destajo y riffs elaborados pero algo más digestibles, las voces han reducido el nivel de guturalidad y las composiciones, en general, son mucho más accesibles. Además, han continuado con la introducción de forma progresiva en su música de teclados y sintetizadores, lo que lleva al grupo a un nuevo nivel con múltiples posibilidades aún por explorar en futuros trabajos. Como veís, hay cosas que han cambiado: no en vano el bajista y vocalista Troy Sanders confesó en una entrevista previa al lanzamiento del disco que "necesitaban pulsar el botón de refresco", y el resultado es un disco diferente a los anteriores pero con la misma esencia y el mismo espíritu mastodontiano.
Suena Black Tongue, primer corte del albúm, y nada parece haber cambiado: es una canción metalera directa y potente, y tiene mucho de esa fuerza contenida que se atisbaba en Oblivion, el tema que inauguraba su anterior disco (Crack the Skye). Tremenda la parte en la que la letra nos advierte: "You can run to the sea, You can run to the forest, You can hide, But you'll never escape". Curl of the Burl es, en mi opinión, el tema que mejor define los nuevos derroteros que han tomado los Mastodon. Con un buen riff y un videoclip realmente divertido, la canción es de las más pegadizas y la más "mainstream" de todo el disco, pero no por ello exenta de calidad. Blasteroid es un tema furioso de apenas dos minutos y medio de duración, un auténtico trallazo acelerado en el que sobresale la labor del batería Brann Dailor, uno de los mejores en la actualidad. El juego de palabras de Stargasm deriva en un tema en el que vuelven los Mastodon de siempre, los que intercalan pasajes de auténtica velocidad con medios tiempos mucho más progresivos, con una nueva exhibición de Dailor en la batería. El cómico título Octopus Has No Friends esconde un buen tema de rock progesivo con estribillo potente y pegadizo y riff galopante. All the Heavy Lifting es una canción de recorrido totalmente in crescendo con una atmósfera que se va oscureciendo a medida que avanzan los minutos y con otro estribillo a tener en cuenta ("Just close your eyes, And pretend that everything's fine, Just close your eyes, I'll tell you when"). Llegamos a The Hunter, el tema que da nombre al disco, y nos encontramos con un auténtico temazo, una canción hipnótica llena de sentimiento con una atmósfera envolvente de la que resulta difícil desprenderse. Dry Bone Valley es un tema que vuelve a pisar el acelerador y cuyas guitarras nos transportan a los paisajes desérticos propios del género stoner. Thickening se revela como un tema casi instrumental de intro curiosa a base de un bajo totalmente protagonista y un buen solo de guitarra. Llegamos así a Creatures Live, la auténtica ida de olla del disco, un tema totalmente experimental de manifiesto carácter psicodélico: las risas del comienzo y los efectos de sintetizador dejan paso al bajo, de nuevo protagonista, y a una voz clara y limpia que, acompañada de coros, completa una canción que podrían haber firmado los mismísimos Pink Floyd. Temazo sin paliativos, muy diferente a lo que nos tenían acostumbrados. Después, Spectrelight irrumpe con furia desatada y un nuevo riff marca de la casa, en un retorno a la agresividad propia del albúm Leviathan. En Bedazzled Fingernails parecen deambular entre melodías y estilos, con el apoyo de la voz sintetizada. Y así llegamos al tema The Sparrow, broche de oro para un gran disco y momento realmente mágico, de evocadora atmósfera y sugerente melodía, casi instrumental y con apenas un par de párrafos susurrados para dejar todo el protagonismo a la música. Guitarras contundentes que encajan a la perfección en el misticismo del tema y una breve parte vocal final que te deja helado y casi te teletransporta a otro mundo, a otra dimensión. Tremendo.
Como comentaba anteriormente, The Hunter es un disco que está haciendo correr ríos de tinta en la red y está originando acaloradas discusiones sobre el camino que han decidido tomar estos genios de Atlanta en este su último (hasta la fecha) trabajo de estudio. Para mí, The Hunter es uno de esos álbumes que escasean últimamente en el panorama musical mundial, con trece temas que puedes escuchar uno tras otro una y otra vez. Queda claro que Mastodon jamás harán un disco igual al anterior, y que disfrutan desarrollando nuevas posibilidades, variando los matices pero no el estilo ni la esencia, y que tienen cuerda para rato. Sinceramente, les considero una de las grandes bandas no ya del futuro (que lo tiene, y bastante prometedor...), sino de la historia de la música. Imprescindibles sin ninguna duda. Unos putos genios de la música. Tiempo al tiempo...
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