La fama y el éxito de Caroline Munro comenzaron a fraguarse en su adolescencia, cuando ganó el concurso de belleza "Face of the Year", organizado por el periódico "The Evening News". Gracias a su triunfo en el certamen comenzó a trabajar como modelo para Vogue con apenas 17 años y no tardó en aparecer en portadas de revistas y en campañas de publicidad. Apareció en varias películas sin acreditar antes de que en 1969 debutara oficialmente con El Ladrón Rebelde, y ese mismo año protagonizó el western A talent for Loving. En 1971 debutó en el cine de terror de la mano de la productora Hammer en El Abominable Dr. Phibes junto al mítico Vincent Price. En el film Drácula 73 (que data de 1972) volvió a codearse con dos de los grandes actores del cine de terror: Christopher Lee y Peter Cushing. Ese mismo año repitió junto a Price en El Retorno del Dr. Phibes. Su última actuación para la Hammer fue en Kronos, Cazador de Vampiros, en 1974.
La siguiente etapa en la carrera de Caroline Munro es también en 1974, cuando protagoniza El Viaje Fantástico de Simbad, una entrañable película de aventuras que contaba con la excelente labor al frente de los efectos especiales del gran Ray Harryhausen y su técnica del stop motion o dynarama, creando una galería de monstruos y criaturas para el recuerdo (aunque para muchos otros sería el vertiginoso escote de Caroline Munro lo que quedaría para la posteridad).
En 1977 le llega una oportunidad que no desaprovecharía: la de convertirse en chica-Bond en La Espía que me Amó, junto a Roger Moore. En el film interpretaba a Naomi, secretaria y piloto particular del villano de la película que, tras coquetear con James Bond, es borrada del mapa por 007 con un misil. Vamos, un papel bastante irrelevante.
En 1978 protagoniza Starcrash, una simpática película italiana de serie B claramente inspirada por La Guerra de las Galaxias. Interpretando a Stella Star y acompañada por gente como David Hasselhoff y Christopher Plummer, Caroline Munro vuelve a lucir palmito para deleite de sus fans, que tendrían que conformarse con ver a su diva con un bikini mínimo como en ella era usual, ya que Caroline fué una de las pocas scream queens que no tuvo que recurrir a desnudarse en la gran pantalla para conseguir más papeles. Hasta la revista Playboy, que le ofreció ser chica de portada, se encontró con la negativa de la señorita Munro.
A partir de ahí comenzó un declive que la llevó a participar, sin pena ni gloria, en películas como Maniac (1980) o Slaughter High (1986). En España llegó a protagonizar sendas películas de la mano de dos directores clásicos del género: El Aullido del Diablo, dirigida por Paul Naschy en 1987, y Los Depredadores de la Noche, obra de Jesús Franco en 1988. Prácticamente, esas fueron sus últimas apariciones en la gran pantalla dignas de comentario hasta que en el 2003 decidió volver aunque sólo fuera para interpretar un pequeñísimo papel en Flesh for the Beast.
Uno no puede sino mantener un pequeño brillo de esperanza cada vez que una película aporta un poquito de aire fresco en el espeso panorama del cine de terror actual, superpoblado con psychokillers creados con el mismo molde y ahogándose entre argumentos casi fotocopiados entre sí. Y esto es lo que ocurre con "El Vagón de la Muerte" (título en castellano de "Midnight Meat Train"), una brillante y original muestra de que a veces no todo está perdido.
Midnight Meat Train es la adaptación a la gran pantalla del relato homónimo de Clive Barker, escritor que a lo largo de su carrera se ha especializado en ofrecernos el horror más bizarro, con textos que anteriormente habían triunfado siendo adaptados como Hellraiser o Razas de Noche. Y una vez más, aunque el film no cumple integramente con todas las premisas y circunstancias que Barker plasmó en su relato, hemos de ser sinceros y admitir que la película, aunque cuenta con altibajos y algún que otro pequeño despropósito, cumple con sus intenciones: transmitir el enfermizo universo que inunda la mente de Barker y horrorizarnos con una historia macabra. Además, el film puede enorgullecerse de haber puesto en escena a uno de los asesinos más brutales y sanguinarios de la historia del cine.
La historia se centra en el fotógrafo Leon Kauffman y sus intentos por hacerse un hueco en el mundo de la fotografía. A fin de plasmar imágenes sórdidas y realistas que plasmen el lado oscuro de la humanidad, comienza a seguirle los pasos a un extraño que viaja en metro de noche y trabaja en un matadero durante el día. Así comenzará la obsesión del fotógrafo por este personaje que resultará ser un despiadado asesino que usa el metro como escenario para su matanza.
Ryhuei Kitamura debuta con esta película en el cine norteamericano y lo hace de forma más que correcta, sacándole todo el partido a un escenario como el metro, claustrofóbico y limitado en cuanto a espacio y posibilidades. Se le aprecia un uso original de la cámara en algunos planos y perspectivas (una de las decapitaciones, los giros de la cámara alrededor del vagón durante un enfrentamiento), y hay que reconocer que apenas ha suavizado la historia a la hora de llevarla a la gran pantalla, con lo que el relato de Clive Barker mantiene gran parte de su crudeza y su atmósfera insana a base de sangre, vísceras y todo tipo de lindezas. Es precisamente este uso de la violencia una de las bazas a las que Kitamura ha recurrido a lo largo de su carrera.
El personaje que destaca por encima de todos es el de Vinnie Jones, perfecto en su papel de carnicero impasible e imparable, de una brutalidad inhumana y una presencia realmente temible que inunda la pantalla. Es perfectamente creible que nada ni nadie pueda escapar de semejante monstruo una vez que haya empezado su labor. Destaca esa mirada petrificante que resata entre la inexpresividad de su duro rostro. Es tal la importancia y el peso del carnicero Mahogany en la historia que el interés que la película despierta baja muchos enteros cuando Vinnie Jones no está en pantalla. Algo perfectamente comprensible ya que al espectador no le interesa la absurda búsqueda del éxito profesional del protagonista ni la extraña e insípida relación con su pareja. Así pues, es lógico que la historia cobre vida cuando Mahogany saca su martillo a pasear y nos regala sus espectaculares y sobrecogedores asesinatos. Verdaderamente, un malo de película brutal.
"Midnight Meat Train" es en definitiva una película para aquellos que disfrutan con las historias de terror sórdidas, con grandes dosis de sangre y violencia y en las que predomina la imagen por encima de la trama. No obstante, constituye una grata sorpresa como película de género gracias al magistral personaje interpretado por Vinnie Jones y a la fuerza de sus imágenes ambientadas en el tétrico vagón del metro.
Interpretado por: en la saga de Halloween el personaje de Michael Myers ha recaido sobre actores diferentes, entre los que destacan Will Sandin, Dick Warlock, Mikael Lindgren, George P. Wilbur, Don Shanks, Brad Loree y Tyler Mane (un gigantón de 2,08 m. procedente del mundo de la lucha libre que interpreta a Myers en las dos películas dirigidas por Zombie)
Bodycount: 91 víctimas sin contar las que seguro sufrirán la ira de Myers en H2: Halloween 2, el film de Rob Zombie que se estrenará en otoño de este 2009.
Modus Operandi: Aunque el cuchillo de cocina es su arma favorita (es la que usó cuando cometió su primer asesinato), Michael Myers no desestima ningún objeto de los que se encuentren a su alrededor a la hora de acabar con sus víctimas y si es preciso recurre a sus propias manos para estrangularlas. La descomunal fuerza bruta juega a favor de este psychokiller.
Descripción: sin ningún tipo de dudas, Michael Myers es un icono dentro del cine de terror y sus reiterados crímenes en "Halloween" le convirtieron en un asesino de leyenda, uno de los primeros psychokillers y asesinos en serie de la gran pantalla y largamente imitado a lo largo de estos ultimos treinta años con resultados muy dispares.
En el film que lo vió nacer, Michael Myers nace el 19 de Octubre de 1957 en Haddonfield (Illinois). A raiz de una infancia supuestamente conflictiva y habiendo pasado la mayor parte del tiempo en soledad, Michael empieza a perder el juicio poco a poco hasta que acaba desquiciado y escuchando voces en su cabeza. Fruto de esa locura, asesina a su hermana Judith a puñaladas en la noche de Halloween de 1963, con apenas seis años de edad. Por este crimen, es enviado al hospital psiquiátrico Smith´s Grove Sanatorium, donde permanecerá durante quince años encerrado recibiendo terapia del Dr. Loomis. El 30 de Octubre de 1978, Michael escapa y vuelve a Haddonfield para acabar con la vida de su hermana Laurie Strode, dada en adopción cuando apenas era un bebé.
Dado que Myers es herido de muerte repetidas veces a lo largo de la saga pero no pueden acabar con él, se le han atribuido características sobrenaturales. Al parecer, Myers tiene una especie de runa grabada en el brazo que podría formar parte de algún rito pagano o maldición celta. Este conjuro le hace ser implacable a la hora de acabar con cualquier miembro de su linaje. Esta idea, aunque parece descabellada, se da a entender en ciertos momentos de la saga. De ser cierto arrojaría algo de luz sobre la fuerza sobrehumana, el caracter casi inmortal y la implacable insistencia de Myers a la hora de acabar con sus víctimas.
Su final: aunque ha sido acribillado a balazos en varias ocasiones, apaleado brutalmente con una tubería, electrocutado e incluso quemado, Michael Myers siempre vuelve...
La frase: totalmente frío e implacable, Myers no articula palabra alguna en ninguna de sus películas.
Título original:La Expedición Autor:Stephen King Fecha de publicación: 1987 Nº de págs: 224 ISBN: 8497595440
Stephen King publicó su segunda colección de relatos en 1985 bajo el título de Skeleton Crew. El libro incluía diecinueve relatos cortos, una novela corta (la archiconocida "La Niebla") y un par de poemas. Todas estas historias recopiladas en un único volumen procedían de otras colecciones de relatos del género, revistas especializadas (The Twilight Zone Magazine, Ellery Queen's Mystery Magazine, Startling Mystery Stories, Weirdbook y The Magazine of Fantasy & Science Fiction) y otras publicaciones populares como Redbook, Gallery, Yankee y Playboy.
Aquí en España esta antología se publicó en cuatro libros distintos:
-La Niebla (1986)
-La Expedición (1987)
-Historias Fantásticas (1987)
-Dos Historias Para No Dormir (2004)
El relato que abre el fuego en esta compilación es "La Expedición", publicada originalmente en junio de 1981 en la revista The Twilight Zone Magazine, bajo el título original de "The Jaunt". Es un relato de ciencia-ficción en el que un padre de familia narra a su mujer y a sus dos hijos cómo y quién descubrió la teletransportación justo antes de que ellos mismos hagan uso de ese medio de transporte para viajar hasta Marte en el marco de una misión para buscar agua bajo la superficie del planeta. Con un final que no tiene desperdicio, la tan manida frase popular "la curiosidad mató al gato" cobra en este relato una importancia capital.
Después nos encontramos con "Superviviente" que apareció por primera vez en la antologia Terrors en 1982 con el título de "Survivor Type". En este relato (genial, a mi parecer), un hombre acostumbrado a caer y levantarse a lo largo de su vida naufraga en una isla, donde comienza una verdadera lucha por la supervivencia donde los límites de la razón humana son establecidos por las ganas de seguir viviendo cueste lo que cueste.
"Abuela" data de 1984, fecha en la que fué publicado como "Gramma" en la revista Weirdbook. Este relato tiene un tinte autobiográfico: el miedo del joven George a quedarse sólo en casa con su abuela, ciega y gorda parece tener un antecedente poderoso en la aversión de Stephen King a quedarse con su abuela casi paralítica cuando apenas era un chaval. Tomando ese miedo infantil como sólida base, el relato desemboca en un final donde el horror es deudor directo de H.P. Lovecraft. Otro texto donde King nos pone los pelos de punta.
"La Balada del Proyectil Flexible" ( The Ballad of the Flexible Bullet) cierra esta mini-antologia. Fué publicado en el verano de 1984 en la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction. Una historia con tintes trágicos que narra el caso de un escritor loco y la creencia de que su creatividad es fruto de unos duendes que habitan en su máquina de escribir. Será capaz de cualquier cosa con tal de que esa fértil racha no termine. En mi opinión, es el relato más denso de todos y al que cuesta más engancharse.
Esta es la imagen que vamos a poder ver en Bilbao en breve: el rascacielos de la calle Bailén, junto a la estación de Abando, en llamas, sufriendo el impacto de varios meteoritos que surcan el aire, y cubierto por unas señales que indican que existe peligro biológico. En primer plano sentimos la mirada de una figura cubierta por un traje de protección y máscara de gas, que nos mira a través de unas lentes de cámara de cine.
Es el cartel anunciador de la XV edición del FANT, el Festival de Cine Fantástico de Bilbao que se va a celebrar entre el 3 y el 10 de Mayo de este año. La verdad es que el cartel es impactante y aúna un par de temas propios del cine fantástico: el apocalipsis o "armagedon", con esos meteoritos venidos del cielo, y ese peligro biológico fruto de la ambición humana, con ese simbolo de "biohazard" bien visible en el edificio que ha sufrido los impactos.En su página web podeís consultar todo lo referente a este consolidado festival: programa, conciertos, etc...
Edgard Freemantle, un adinerado constructor, sufre un terrible accidente y su vida sufre un giro radical. Pierde el brazo derecho, se separa de su mujer y sufre constantes crisis de ira, agresividad y afasia. Alentado por su psiquiatra, decide cambiar de aires y alquila una casa en Duma Key, en la costa de Florida, donde redescubre su olvidada afición por el dibujo y la pintura. Allí empezará a "sentir" su miembro fantasma, su brazo amputado, y esos lienzos que Edgar pinta en aquel paradisíaco rincón de Florida fruto del furor creativo de su no-brazo esconden sorprendentes y terribles predicciones. Pronto se percatará de que están relacionadas con el lugar, con una anciana mujer poseedora de numerosos secretos y un pasado tormentoso...
Ésta es la historia que Stephen King nos regala en "Duma Key", su última novela publicada en España. Es una historia larga, compleja y densa, pero también es una de las mejores de Stephen merced a la fuerza, la tensión y el suspense que recorren la novela de cabo a rabo y a los personajes perfectamente contruidos, potentes y fascinantes.
En la primera parte de la novela, King "pinta" los personajes, nos muestra las circunstancias que los rodean, sus ilusiones y temores, para comenzar el esbozo con sutiles pinceladas de lo que viene a continuación: una sucesión de situaciones escalofriantes y turbadoras que desencadenarán en un excelente final, perfecto, digno de esta gran novela y que demuestra la madurez de Stephen King como escritor.
Los personajes casi se pueden tocar y resultan fascinantes. "Duma Key" está narrada en primera persona y eso hace que viajemos dentro de la mente de Edgar Freemantle y seamos testigos de los progresos, los logros y las miserias del personaje; viviremos su instante de gloria y sus momentos más duros; y estaremos presentes cuando su furia creativa se desate. La amistad de Edgard con Jerome Wireman es (además de una relación profunda, sincera y entrañable) uno de los pilares de la novela, convirtiendo a Wireman en un personaje simpático y agradable. La anciana octogenaria Elisabeth Eastlake y el pasado de su familia, lleno de interrogantes, es el componente que cierra esta "santísima trinidad" de personajes principales. Los tres tienen mucho más en común de lo que en un principio cabría esperar y el discurrir de la novela irá atando cabos.
"Duma Key" es la primera novela de Stephen King que transcurre en un lugar paradisíaco, en la costa de Florida. La preciosista descripción del lugar de retiro de Edgar lo convierte en un destino apetecible en primera instancia, para que luego el devenir de los hechos se encargue de transformarlo en un lugar escalofriante que no querríamos ver ni en pintura. Y de nuevo el mérito es de King por convertir la aparente normalidad y cotidianeidad en escenario de pesadilla.
Es indudable que el accidente sufrido por Stephen influyó a la hora de crear "Duma Key", y eso se percibe en el personaje principal (Edgar) y el accidente que le ocasiona la pérdida de su brazo derecho y algunos desajustes mentales fruto del traumatismo craneoencefálico. Para describir el miedo, el dolor y la situación de Edgar Freemantle de forma tan clara hay que pasar por ello. King lo vivió de lleno cuando la furgoneta que lo embistió en 1999 le hizo añicos la rodilla y le dejó inutilizado un pulmón, haciéndole pasar por cinco operaciones en apenas diez días, cuatro semanas de hospitalización y meses de dura rehabilitación. También nos encontraremos con guiños y situaciones que nos recordarán a otras obras de Stephen como "El Resplandor", "La Zona Muerta" y "Un Saco de Huesos".
Podría seguir elogiando aspectos de esta novela, pero todo se puede resumir en una frase: El Rey del Terror ha vuelto: con mucha fuerza, con su mejor narrativa, con una historia de las buenas. Un libro recomendable al cien por cien.
Os dejo aquí una pequeña curiosidad que al parecer está de moda en los EE.UU: emitir en la tv y en Internet trailers de libros, pequeñas composiciones audiovisuales que considero un acierto de cara a captar a potenciales lectores. Todo es bienvenido si persigue el auge de la lectura.
Ashecliffe (2009):Scorsese lleva a la gran pantalla una adaptación de la novela "Shutter Island", obra de Denis Lehane (escritor de "Mystic River" y "Adiós pequeña, adiós"), en la que dos agentes federales investigan la desaparición de un asesino recluido en un hospital psiquiátrico situado en una isla. No lo tendrán nada fácil ya que sufrirán contratiempos tales como un motín y la proximidad de un huracán que se avecina. El infravalorado Leonardo DiCaprio encabeza un reparto estelar que se completa con Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Michelle Williams, Max von Sydow, Patricia Clarkson, Emily Mortimer y Jackie Earle Haley.
The Box (2009): una joven pareja recibe de un extraño una misteriosa caja con un botó. Según el extraño, si lo pulsán recibirán un millón de dólares pero causará simultáneamete la muerte de alguien en algún lugar del mundo. Richard Kelly dirige en esta inquietante pelicula a Cameron Diaz y James Marsden.
Y para terminar por hoy, una de las películas más esperadas del año, por supuesto también por mi parte. Hablamos de "Inglourious Basterds", del siempre genial Quentin Tarantino. En su nuevo film convergen dos lineas argumentales: una joven judía, testigo del asesinato de su familia a manos de los nazis, consigue escapar y refugiarse en París con una nueva identidad, donde comienza a fraguar su venganza. Por otro lado, el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) recluta a un grupo de soldados judíos, llamados "The Basterds" (Los Cabrones) con el único fin de infiltrarse entre las líneas enemigas y matar nazis. A ellos se unirá la agente secreto Bridget Von Hammersmark (Diane Kruger) para intentar acabar con los líderes del Tercer Reich.
Antes de nada, permitidme una recomendación: no os acerqueís a esta película con demasiadas pretensiones si no quereís llevaros una decepción. Serpientes en el Avión no es más que una película de serie B con ínfulas de superproducción (merced a su elevado presupuesto). No debe ser tomada en serio y si como un entretenimiento palomitero que se extiende a lo largo de hora y media, que correctamente enfocado puede depararnos diversión, alguna que otra risa y un par de muertes para recordar.
El argumento es insólito y poco menos que demencial: Un chaval es testigo del asesinato de un fiscal a manos de un mafioso oriental. Un agente del FBI (el señor Jackson) le salva la vida y le propone testificar en un juicio contra el asesino, a celebrar en Los Angeles. Para acabar con el testigo protegido, el mafioso introduce una buena remesa de serpientes letales en el avión donde viaja. Además, utiliza feromonas para que la furia de estos bichos sea aún mayor. Uno de los guiones más descabellados que he visto en mi vida, sin ningún género de duda. La premisa es casí ridícula, absurda, pero a la vez es un tanto siniestra
Luego tenemos al reparto, plagado de personajes arquetípicos vistos con anterioridad en infinidad de películas: la estrella de rap de enorme ego, el ejecutivo malhumorado, la pareja promiscua, la madre con su bebé, el niño lastimero (en este caso son dos...), la señorita pija y su perro, etc... Todos ellos bien definidos, perfectamente encasillados en sus roles y en sus mecanismos de actuación y comportamiento.
Por encima de ellos está un gran Samuel L. Jackson interpretando el papel de...él mismo. Serpientes en el Avión es una producción estrafalaria y "freak" donde las haya, y el señor Jackson borda su papel de agente del FBI cabreado, pistola en mano y soltando tacos por doquier. Es el personaje que tiene mayor peso y más intervenciones en el film, y sale airoso de la propuesta autoparodiándose, sin caer en el ridículo o el histrionismo. Impagables son sus líneas de diálogo repletas de mala leche e improperios: "Estoy hasta los cojones de las putas serpientes y del puto avión", "Lo que me faltaba, un avión lleno de putas serpientes colocadas", o "Dios bendiga a la PlayStation!" son frases para la historia. Del resto del reparto es mejor no comentar nada. Tan sólo reseñar que Elsa Pataky eligió esta alocada historia para debutar en Hollywood con un personaje que apenas interviene, y que cuando lo hace se limita a recomendar el aceite de oliva contra las picaduras letales de las serpientes.
En definitiva, Serpientes en el Avión es una película descabellada, llena de tópicos y clichés mil veces vistos en el cine catastrofista y de terror, que resulta predecible hasta la saciedad. Cuenta a su favor con un guión que, una vez arranca, no da tregua, con lo cual tenemos casi hora y media de película con serpientes furiosas picando a todo ser vivo dentro de un avión. Si a eso le unimos a un Samuel L. Jackson que sale victorioso de un nuevo descenso a los infiernos autoparódicos, y lo rociamos todo con algunos toques de humor negro, tenemos como resultado una película rodada con el mero objetivo de entretener al personal y hacernos pasar un rato divertido. En mi caso, cumplió con sus pretensiones.
Fascinante. Asi calificaría la incursión que Stephen King realiza en el mundo del ensayo en "Mientras Escribo", una libro bastante sencillo de leer, escrito de forma ligera y amena a propósito. King pretende así evitarle al lector una cantidad bestial de divagaciones, tesis y párrafos farragosos de difícil digestión. Quiere resultar cercano y sincero, tan sólo pretende plasmar una serie de ideas acerca de lo que para él supone la literatura y desde que perspectiva y con que herramientas debemos enfrentarnos al oficio de escribir. Así este ensayo suyo, que en un principio pudiera parecer destinado especialmente a sus incondicionales, traspasa esa frontera y se convierte en un original manual y libro de cabecera para todo aquel que se declare amante de la lectura, la escritura, y la literatura en general, merced a la valiosísima información, al talento innato y a las múltiples vivencias que el Rey del Terror puede transmitir sobre la creación literaria. "Mientras Escribo" es una guía de escritura fantástica, de un realismo y una cercanía tan necesaria como pocas veces vista en este tipo de ensayos.
Todo comienza con lo que él llama "Currículum Vitae", que no es sino una curiosa y nada profusa biografía de King, formada por una serie de recuerdos de su infancia, adolescencia y de sus primeros pasos como escritor. Un compendio sencillo y ligero de todas esas vivencias que dejaron huella de una u otra manera en su creación literaria: su afición al cine de serie B, sus vagos recuerdos del colegio y sus compañeros, sus primeros trabajos remunerados, cómo conoció a su mujer Thabita, el sabor del primer éxito con Carrie y hasta las cicatrices que tanto alcohol como droga dejaron en sus historias. En definitiva, retazos de toda una vida dedicada a contar historias.
"Caja de Herramientas" es una genial metáfora acerca de lo que un escritor debería tener o potenciar para pasar de ser un escritor competente a uno bueno. Señala el vocabulario como arma principal, con el compromiso de usarlo sin intentar adornarlo, ya que irá evolucionando sin ayuda. Junto al vocabulario coloca la gramática y sus reglas, y cita que conviene seguirlas en la medida de lo posible, aunque haya escritores que a veces se las salten.
La parte titulada "Escribir" es el núcleo del ensayo. Se trata de una serie de páginas en las que se nos invita a escribir, a lanzarnos de lleno en la creación literaria. Leer, leer y leer es el arma principal para escribir en condiciones. Obras de varios autores, de múltiples estilos...todo vale a la hora de formar una sólida base para luego ser capaz de escribir de forma medianamente correcta. King establece de forma clara que no se puede crear el talento, pero si mejorarlo aunque se tenga tan sólo un ápice. Mención especial para la aversión que King siente por la voz pasiva (a la que considera propia de escritores tímidos) y los adverbios. También recomienda escribir dos frases con una idea cada una en lugar de una sóla frase con dos ideas ya que podría resultar confuso. Con la máxima "escribir dijo es divino" deja muy claro que aboga por atribuir los diálogo con un simple "dijo" (siempre y cuando no se sepa quién está hablando) en lugar de intentar variar la fórmula usando "exclamó, preguntó, comentó, respondió, gimió, susurró...etc". No obsesionarse con elaborar totalmente la trama al comienzo ni hacer un resumen de la historia a contar por adelantado son otras recomendaciones de Stephen en esta parte de "Mientras Escribo".
La última parte, titulada "Vivir", es quizás la más emocional del ensayo, y narra de forma cercana y en primera persona el accidente que Stephen King sufrió en el verano de 1999 cuando estuvo a punto de morir al ser atropellado por una furgoneta. Salió adelante merced a la acertada intervención de los médicos, puesta de manifiesto en varias operaciones, y al apoyo incondicional de su mujer y sus hijos. Todo un cántico a la vida, pero sin adornos ni florituras.
"Mientras Escribo" es un libro llano y cercano. Una pseudobiografia de uno de los grandes escritores de la historia, pero que es muy humano, como tú y como yo. Un tipo con vicios y virtudes, con muchas anécdotas que contar (unas divertidas y otras no tanto), con una afición y un don que ha cultivado a diario y gracias al cual ha conseguido ganarse la vida y ver cumplidos muchos de sus sueños, que se apoya incondicionalmente en su mujer y en sus hijos, y que también las pasa putas cuando la cosa se pone cuesta arriba. Y, a pesar de todo, tiene tiempo para compartir con nosotros todo lo que sabe (que es mucho...) acerca de la creación literaria y lo que él entiende necesario para ser un escritor decente. Un fuerte aplauso para Stephen King.
La Sombra del Poder es un thriller periodístico dirigido por Kevin MacDonald (El último Rey de Escocia) que cuenta cómo Cal McAffey (Russell Crowe), un periodista que trabaja para un periódico en horas bajas, es enviado a cubrir la noticia de un tiroteo ocurrido en las afueras de Washintong. Della Frye (Rachel McAdams) es una periodista novel que acaba de incorporarse al mismo diario en el que trabaja McAffay. Especializada en el periodismo digital, y encargada del blog del diario, dará cobertura a un escándalo en ciernes: el congresista Stephen Collins (Ben Affleck), casado con Anne Collins (Robin Wright Penn), no puede contener las lágrimas ante las cámaras cuando le comunican la muerte de una de sus ayudantes bajo extrañas circunstancias, lo que desata las sospechas de adulterio. La desconcertante conexión entre ambos sucesos tan dispares desatará una trama compleja que el dúo de periodistas McAffey/Frye intentará resolver cueste lo que cueste.
Una vez más tenemos ante nosotros un tema bastante recurrido (porque la realidad vende...) tanto en cine como en la televisión: la corrupción y las conspiraciones en la política. Recurre también a los conflictos de intereses y los dilemas morales y profesinales, le añade algún asesinato que otro y lo envuelve todo en el interrogante que hoy en día planea sobre el dudoso futuro de la prensa en papel merced al ascenso imparable de la prensa digital en la actualidad. Y el resultado es más que satisfactorio. Aunque la mezcla pueda parecer a simple vista algo farragosa y de digestión pesada, el film discurre con mucha agilidad y con una sencillez digna de elogio. Sin duda el guión, aunque sea una historia que ya hemos visto con anterioridad y apenas tenga originalidad, es clave a la hora de que La Sombra del Poder resulte ser una película muy recomendable. No se nos ofrece nada que no hayamos visto ya, pero lo hace con tal maestría y con unas interpretaciones tan logradas que el produto resultante apenas tiene que envidiar nada a films anteriores.
Ya que hablamos de interpretaciones, deberíamos destacar a Russell Crowe por encima de todos. Esta vez está inconmensurable, enorme (en todos los sentidos, incluido el físico...), y se marca una actuación de lujo (de esas que sí deberían ser tenidas en cuenta a la hora de otorgar un Oscar, y no ser olvidadas por la Academia para luego ejercer la Ley de la Compensación concediendo un premio inmerecido en cualquier edición a posteriori...). El rol de periodista de la vieja escuela con amplio espectro de recursos (algunos a todas luces ilegales...) le viene como anillo al dedo. Rachel McAdams está correcta como la tipica profesional que está empezando y quiere hacerse con un hueco en el mundo del periodismo. Ella representa el nuevo periodismo, la digitalización de la prensa. Las actuaciones del resto de actores secundarios no hacen sino aumentar el nivel del tono interpretativo general del film, con especial interés en Helen Mirren y su papel de jefa malhumorada e impotente que tiene que asistir impasible a la fructífera rebeldía de Crowe. Y mención aparte merece Ben Affleck. El bueno de Ben lo hace en esta ocasión mucho mejor que en actuaciones anteriores (y que conste que me cae fenomenal, pero como actor deja, en ocasiones, mucho que desear). Su papel chirría un poco entre el resto de personajes, quizás porque es demasiado joven para ejercer tanto de congresista, como de amigo de la universidad de Russell Crowe (tiene 37 años por 45 de Crowe), y por último, para ser pareja de Robin Wright Penn, de 43 años de edad (aunque en la película aparenta muchos más). Salvo por eso, bien por Ben Affleck, aunque necesita mejorar.
En definitiva, La Sombra del Poder es una buena película, que cuenta entre sus virtudes con un ritmo que salvo en su desenlace, apenas decae; interpretaciones de calidad y una bonita disyuntiva entre el declive del periodismo tradicional frente a la prensa digital, mucho más inmediata.
En un mundo en el que la interpretación de los cuentos clásicos siempre ha caido del lado más amable de la historia (dando la espalda al lado truculento y siniestro que pudiera existir oculto entre las relatadas vivencias de princesas, principes azules y hadas que revolotean en esos mundos de colores) el enfoque que la fotógrafa japonesa Miwa Yanagi le ha dado a esos relatos infantiles es, cuando menos, innovador y original, explotando un lado casi virgen: el reverso turbador y enfermizo que palpita oculto entre las páginas de los (aparentemente) inofensivos cuentos para niños.
Yanagi nació en 1967 en Kobe (Japón). Al comienzo de su labor artística asomaba tibiamente una crítica a la imagen rancia y desfasada, fuera de contexto, de la mujer en la sociedad. En sus siguientes obras introdujo el elemento del tiempo como nexo de unión entre generaciones de mujeres, especialmente de la dualidad abuela-nieta.
En la serie de fotografías que quiero destacar, titulada "Fairy Tale", la artista nipona ofrece su particular visión oriental de las fábulas escritas por narradores occidentales. El resultado está envuelto de un halo de misterio merced al toque oriental que Yanagi imprime a las fotografías. Es inevitable que ciertas escenas tengan paralelismo con algunas de las películas de terror que nos han llegado desde Japón en los últimos años ya que beben de la misma mitología fantasmal nipona. En muchas de las oníricas escenas, Yanagi imprime un giro tan brutal tanto en las situaciones como en los roles de los personajes que asombra y deja perplejo. El temor a envejecer y la desacertada idealización de todo lo que es joven, infantil y de apariencia inocente también tiñe sus fotografías. Comprobadlo vosotros mismos...
Moon (2009): el casi desconocido Duncan Jones dirige al hijo de David Bowie, Sam Rockwell, en esta thriller de ciencia ficción en el que un astronauta, el cual lleva tres años completamente sólo en la luna al cuidado de una nueva fuente de energía de importancia vital para la Tierra, comienza a tener problemas... Kevin Spacey pone la voz al robot que acompaña al cosmonauta. Aquí os dejo el interesantísimo trailer que apunta a una muy buena película.
Sorority Row (2009): no podía faltar un nueva remake que sumar a la lista, y esta vez la película revisionada es Siete mujeres atrapadas, de 1983, cuyo argumento es simple: un grupo de universitarias de una hermandad decide gastarle una broma a una de sus compañeras. La broma sale mal y deciden deshacerse del cadáver. Un año después, la venganza está lista. Stewart Hendler, director de Hellion, el Ángel Caido, es el responsable del remake.
Whiteout (2009): el cómic de Greg Rucka será trasladado a la gran pantalla con Dominic Sena como director. Kate Beckinsale será Carrie Stetko, una U.S.Marshal que investigará en la Antártida el primer asesinato acontencido en el frío continente. Todo parece complicarse ya que el sol está a punto de ponerse para desaparecer durante seis meses. Carrie deberá darse prisa o se encontrará atrapada en una tierra hostil, helada, y en la más absoluta oscuridad... No tiene mala pinta, y esa premura en el tema de la puesta de sol recuerda un poco a 30 Dias de Oscuridad.
Hija de Tony Curtis y Janet Leigh, Jamie Lee Curtis sólo había participado en algunas series para la televisión (Colombo, Los Angeles de Charlie) cuando John Carpenter la eligió para ser Laurie Strode, la protagonista absoluta de Halloween. En un principio Carpenter ni tan siquiera sabía quién era esa larguirucha chica de 19 años que le proponían como actriz, pero al conocer quién era su madre (Janet Leigh había participado en Psicosis, de Alfred Hitchcock) consideró que la presencia de Jamie Lee Curtis supondría un empujón en cuanto a publicidad para la película. Pero no hubiera hecho falta, ya que Halloween fué un éxito rotundo, recibiendo muy buenas críticas y una mejor recaudación, ya que consiguió 80 millones de dólares en todo el mundo, cuando su presupuesto era de tan sólo 325.000.
La película encumbró a Jamie Lee Curtis, situándola como la scream queen del momento. El éxito del personaje residía en al supervivencia. Laurie Strode pasaba la mayor parte del film intentando escapar de su hermano, el psicópata Michael Myers y, además de proferir verdaderos gritos de horror, la chica luchaba con todas sus fuerzas plantando cara al asesino de turno y consiguiendo finalmente sobrevivir. Esa lucha encarnizada contra el psicópata y esa supervivencia final eran la diferencia fundamental del personaje de Jamie Lee respecto a las anteriores scream queens, creando lo que se conocería más adelante como final girl.
Con su papel en Halloween, Jamie Lee Curtis dió el pistoletazo de salida a una dilatada carrera en el mundo del cine, que en sus inicios no se alejó del género de terror, protagonizando títulos como La Niebla, Prom Night y El Tren del Terror, todas en 1980 y Halloween II en 1981. Retomaría el cine de terror (y su papel original de Laurie Strode) en 1998 con Halloween H20 y repetiría cuatro años más tarde con Halloween: Resurrection. Entre ambas entregas de la saga participó en una película de terror y ciencia ficción llamada Virus (1999).
Si Linnea Quigley fué la reina del grito original, la más prolífica y reconocida en el universo de la serie B, Jamie Lee Curtis fué una de las primeras scream queens del star system norteamericano, además de ser la primera actriz verdaderamente protagonista de un film de terror que, además de proferir penetrantes chillidos y de protanizar histéricas carreras delante del psicópata de turno, conseguía imponer sus ganas de vivir y no moría en el intento. Nacía así la primera final girl del cine en el mismo instante en que Laurie Strode evitaba el cuchillo de Michael Myers.
Si hace poco comentaba aquí la alabada opera prima de Joe Hill, El Traje del Muerto, hoy es el turno de su primera recopilación de relatos, titulada Fantasmas, donde el autor vuelve a moverse como pez en el agua entre el horror en estado puro y la fantasía desbordada.
En Fantasmas encontrareis un buen puñado de relatos que harán las delicias de los aficionados al género. El autor plasma en esta colección de historias grandes dosis del velo de terror y fantasia que le ha rodeado a lo largo de su vida, proveniente tanto de películas como de otras novelas. Joe Hill aporta a temas que pueden resultar ya manidos la originalidad en la forma y la frescura en el estilo para actualizarlos, darles su toque personal y servirlos en bandeja de plata para su disfrute. Y no sólo hablamos de esos fantasmas que acechan a los vivos como espíritus que vuelven del más allá para atormentar y atemorizar, sino de esos fantasmas que no se esfuman, aquellos que habitan y merodean en los rincones más oscuros de la mente humana. El libro cuenta con varios relatos que se alejan de los fenómenos espectrales, pero no del terror. Terror que en esas ocasiones viene de la mano de lo peor de la naturaleza humana aunque en el relato lo veamos camuflado bajo una apariencia clásica en el mundo del horror, como vampiros, abominables criaturas o seres sobrenaturales. Lo peor siempre llega de la mano del hombre.
"El Mejor Cuento de Terror" es el relato que, de manera excepcional, abre fuego con una historia que no es demasiado original y donde más se palpa la influencia del cine en Hill, pero que atrapa por su estilo opresivo e hiperrealista. El cine sigue presente más adelante en forma de psicópatas asesinos ("El Teléfono Negro"), zombies ("Bobby Conroe regresa de entre los muertos", con guiño al maestro Romero), superhéroes ("La Capa") o vampiros ("Hijos de Abraham",nueva perspectiva sobre Van Helsing). "La Ley de la Gravedad" constituye una genial fábula, aunque bastante triste, y en "Oirás cantar a la langosta" se respira un pequeño homenaje a Kafka.
Junto a las historias mencionadas encontramos otras no tan logradas, impregnando la obra con un pequeño acento de irregularidad. Cosa lógica ya que toda antología está formada por varios relatos, procedentes de diferentes épocas creativas del autor, variando su estilo narrativo a lo largo de su vida artística.
Joe Hill vuelve a dar en el clavo mostrando una gran variedad de registros, y se confirma como el excelente escritor que es, abarcando muchos más temas en esta su segunda obra y profundizando aún más no sólo en los miedos más comunes e intangibles del ser humano, sino también en todos esos "fantasmas", reales o no, que acechan en los recovecos de nuestra psique. Siga así, señor Hill.
A mucha gente el nombre de Linnea Quigley no le sonará de nada. Para otros, ese nombre estará ligado para siempre al término "scream queen", ya que prácticamente el calificativo se inventó para ella en los años ´80. Fué el máximo exponente de actriz de serie B, contando en la actualidad con una filmografía de casi un centenar de intervenciones en este tipo de films, historias de terror o ciencia ficción en las que solía ser asesinada tras haber aparecido más bien ligera de ropa o totalmente desnuda en pantalla. Sus películas eran de paupérrimo presupuesto, sus roles eran todos secundarios, pero supo concentrar en su persona la esencia de la década de los ´80 hasta convertirse en un icono del cine de terror que aún hoy día sigue rodando películas del género que la dió a conocer.
La película que le otorgó la fama entre los amantes del cine de terror fue El Regreso de los Muertos Vivientes, dirigida por Dan O´Bannon en 1985. En ella interpretaba a Trash, una jóven punk que, no sabemos muy bien movida por qué motivo, se encaramaba a una tumba en un cementerio y, tras desnudarse, se ponía a bailar una canción de SSQ. El tema era "Tonight (We´ll Make Love Until We Die)". Aquí os dejo con la escena en concreto.
También tuvo otras apariciones dignas de mencionar en films con más o menos cierta repercusión dentro del género, como Silent Night, Deadly Night (1984), Creepozoids (1987), Night of the Demons (1988), o incluso en A Nighmare on Elm Street 4 (1988), donde su papel es muy breve, saliendo del cuerpo de Freddy Krueger como víctima (cómo no...). Incluso tiene previsto realizar un pequeño cameo en el remake de Night of the Demons, cuyo estreno está previsto para el otoño de este 2009.
Evidentemente Linnea Quigley no es una de las grandes actrices del cine: ni siquiera es una buena actriz. Pero es innegable su peso indiscutible dentro del género de serie B, y ostentando con orgullo el título de scream queen por excelencia, mención que se ha ganado a pulso a base de mucho trabajo, un centenar de películas y gritos, muchos gritos...
Hace ya un tiempo decidí comenzar una sección con la intención de que por ella desfilaran gran cantidad de los llamados "malo de película", personajes que con el carisma adecuado engrandecen las virtudes de todo gran film, y constituyen el punto de sal en aquellas películas que no son tan buenas. Pero en el cine de terror hay otra figura clave que está presente en la mayor parte de realizaciones y merece una sección propia. Ya sean como desgraciadas víctimas gritonas del psychokiller de turno, o como verdaderas heroínas de la función que la emprenden a golpes y tiros con toda criatura del mal que se les pone por delante, las mujeres son una parte esencial del género. De forma general, se les ha llamado tradicionalmente "scream queens".
Las scream queens son un producto de los fabulosos años ´80. Durante aquella década comenzaron a realizarse una serie de películas de terror de bajísimo presupuesto en las que se estableció casi como norma que en ellas aparecieran mujeres, sobre todo en el papel de víctimas, que sólo contaban con la fuerza de sus pulmones como principal arma. También en aquella década constituía un precepto cinematográfico que estas scream queens profirieran sus alaridos a pecho descubierto, siempre que fuera posible (esto es, siempre).
La principal poseedora del copyright del término scream queen es Linnea Quigley, reina de la serie B. Participó en incontables películas de terror, y en la mayoría interpretaba el rol de "reina del grito" a la perfección: gritaba más que nadie y no le importaba desnudarse. Es raro ver una película suya sin que tenga una escena en la ducha. Si la escena de la ducha no procedía no importaba, ya que se buscaba cualquier excusa para desnudarla, como en la genial El Regreso de los Muertos Vivientes.
Pero el término scream queen sobrevivió a los ´80 y traspasó la frontera de los ´90 llegando a nuestros días con algunas variaciones en cuanto a su origen. Por ejemplo, Sigourney Weaver en Alien y Jamie Lee Curtis en Halloween dotaron a sus personajes de algo más que berridos: le echaron pelotas al asunto. Se enfrentaron cara a cara con el mal, creando una subcategoría dentro de las scream queens: las final girls, aquellos personajes femeninos que sobreviven durante toda la película, llegando hasta el final.
Os podeís imaginar la ingente cantidad de actrices que en algún momento de su carrera han sido una scream queen. A muchas les ha supuesto una bendición, otras han visto como su interpretación se convertía en losa. Muchas despuntaron en este tipo de películas y dieron el salto a otro tipo de producciones, y otras tantas quedaron estancadas en el género durante toda su carrera. Mi intención es tratar de recopilar en esta sección a las más influyentes, las más carismáticas, las míticas... y demostrar que el género de terror sin mujeres protagonistas sería aburridísimo (como la vida misma...)
The Haunting in Connecticut (2009): dirigida por Peter Cornwell y con Virginia Madsen y Martin Donovan entre otros, tenemos aqui una nueva historia basada en hechos reales (coletilla que aumenta la recaudación en taquilla considerablemente) con un original y novedoso argumento: un matrimonio y su hijo sufren en su casa sucesos paranormales los cuales convierten su vida en un infierno. Bueno, habrá que verla, aunque sea para comparar...
Altitude (2010): de la mano de Kaare Andrews nos llega lo que se ha denominado como una nueva adaptación a la gran pantalla del universo de horror que H.P.Lovecraft creó en su prolífica carrera. Su escueta e inquietante sinopsis reza que "un grupo de jóvenes se enfrentarán a una fuerza misteriosa cuando la avioneta que pilotan se pierde en un banco de nubes". Viendo los tentáculos que surgen de la nube, aceptamos pulpo.
Pontypool (2008): el canadiense Bruce McDonald firma este título independiente de atractivo argumento: una emisora de radio local descubre que la población está enloqueciendo merced a un virus que se transmite...¡a través de la voz!
Jennifer´s Body (2009): y para terminar hoy, la película cuyo guión ha escrito Diablo Cody, ganadora de un Oscar por el guión de Juno. La historia cuenta como Jennifer (Megan Fox) es una animadora poseida por un demonio y que comienza a alimentarse de los muchachos ingenuos que, ajenos a su diabólica naturaleza, comienzan a pretenderla. Aunque en este film creemos que no entonará ninguna canción, Amanda Seyfried también es de la partida.
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