Título original: Green Zone
Año: 2010
Duración: 118 minutos
Dirección: Paul Greengrass
Guión: Brian Helgeland, basado en la novela Imperial life in the Emeral City: Inside Iraq’s Green Zone de Rajiv Chandrasekaran
Intérpretes: Matt Damon, Brendan Gleeson, Greg Kinnear, Amy Ryan, Jason Isaacs.
El tándem formado por Paul Greengrass y Matt Damon vuelve a la carga para ofrecernos aquello en lo que al parecer se han especializado: el thriller conspirativo de calidad con generosas dosis de acción, fórmula que ya pusieron en marcha en las dos últimas entregas del agente Bourne: El Mito de Bourne (2004) y El Ultimátum de Bourne (2007). Bajo la dirección de Greengrass, el personaje de Bourne, basado en las novelas de Robert Ludlum, alcanzó el status de icono del cine de acción en la primera década del siglo XXI, y en Green Zone contemplaremos una versión mucho más realista y dentro de otro contexto: la invasión norteamericana de Irak.
Green Zone es, en palabras de su director, un thriller ambientado en la guerra de Irak, y no una película sobre la guerra. Lo cierto es que aunque no es una película bélica en toda regla, si tiene suficientes mimbres como para ser considerada, como mínimo, una cinta crítica con la política norteamericana y su gestión del conflicto, más concretamente en cuanto a la existencia de armas de destrucción masiva en suelo iraquí. Y es que el argumento de Green Zone va por esos derroteros: el alferez Roy Miller (Damon) lleva varios meses en Irak en búsqueda de las armas de destrucción masiva que, en teoría, llevaron a su país a la guerra. Después de varios registros en los que pone en peligro la vida de los suyos totalmente en vano, empieza a sospechar acerca de lo estéril de su labor y duda directamente de las fuentes de la información. Comenzará así una investigación extraoficial en un principio, que destapará un escándalo de mucha más envergadura. Teniendo en cuenta la historia y su desenlace, conocido por todos, el film supone un puñetazo en la mandíbula de aquellos que en su dia justificaron, y siguen haciéndolo hoy día, la intervención a toda costa en un país ya de por sí moribundo y su desmantelamiento para buscar algo que no existía. Sin duda, una crítica de las que duelen, aunque un poco a destiempo.
Queda latente el pasado de Paul Greengrass como reportero de guerra: el argumento de la película, el montaje totalmente vertiginoso, las escenas cámara en mano que aumentan la dosis de realismo, la sensación de estar viviendo algo que realmente ocurrió...Todo ello hace que por momentos el film se asemeje a un documental sobre la Guerra de Irak, una especie de crónica en primera persona del conflicto dado lo excelente de la ambientación conseguida. La acción, mucho más realista que en las colaboraciones anteriores entre Greengrass y Damon, deja de lado las carambolas, los excesos y el fuego de artificio sobrante para ceñirse a las dosis justas que acrecientan su realismo.
Matt Damon cambia el papel de agente secreto que pretende descubrir su verdadera identidad, por el de un militar de rango medio que emprende una cruzada en busca de la verdad. Un Matt Damon correcto en su interpretación, que se ha erigido por méritos propios como uno de los mejores actores del cine de acción de nuestro tiempo, enganchando al público no sólo por la adrenalina que imprime en cada trepidante escena, sino por su imagen de entereza e integridad. Es un actor muy competente que basa su éxito en la veracidad de sus interpretaciones. A su lado completan el reparto secundarios ilustres, como Brendan Gleeson en la piel de un agente de la CIA que también persigue la verdad y la restauración de la verdadera democracia en Irak o Greg Kinnear como el diplomático corrupto de turno que representa las oscuras implicaciones del gobierno de los EE.UU. en la gran mentira de Oriente Medio. El personaje de Amy Ryan introduce en la historia el factor de los medios de comunicación, demostrando que la prensa, tan poderosa como siempre, puede ser decisiva a la hora de decantar la balanza de un lado o de otro.
Con la resaca del éxito de The Hurt Locker todavía rondándonos, Green Zone guarda ciertos parecidos con la premiada película de Kathryn Bigelow: las dos suponen una aproximación a un conflicto bélico más o menos de actualidad, el film tiene cierto aire de falso documental, en ambos casos el protagonista es un militar con inquietudes (aunque diferentes las del personaje de Jeremy Renner de las de Matt Damon)...Pero eso sí, al César lo que es del César y aunque Green Zone pueda parecer en principio menos trascendente que la reciente ganadora del Oscar, tiene a su favor una mayor disposición al entretenimiento puro y duro desde el inicio del film, amén de esa fuerte crítica hacia la administración norteamericana en tanto en cuanto aún hoy día no se explican los motivos reales de la intervención de los EE.UU. en Irak. Y esos dos pequeños matices hacen que la última colaboración Greengrass-Damon sume puntos.
3 comentarios:
No pensaba verla porque esta saga no es de mi devoción (pese a que leí hace años alguna de las novelas de Ludlum), como tampoco lo es Matt Damon pese a que he hecho fantásticas películas (y muy malas también).
Tras leer tu crítica creo que la voy a poner en mi lista de descarga ;D
Se pasa un buen rato, es entretenida y bueno, sirve para abrir un poquito más los ojos ante los verdaderos motivos de la guerra, en general.
Un pequeño apunte, Al: esta no pertenece a la saga de Bourne, aquí la acción es más realista. ;)
Y si, Matt Damon tiene varias de cal, y también varias de arena.
Querido Diegui, a mi Matt me encanta, por ser buen actor, talentoso e inteligente (sí, sí lo acepto, además me gusta mucho) y en este film no me decepcionó. La historia en general me gustó por no ser pro gringa y denunciar varias cosas que han ocurrido en Irak.
Apenas la vi el domingo.
Besos bélicos para ti
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