Título original: True Grit Género: Western
Duración: 110 minutos País: EE.UU.
Música: Carter Burwell Web: www.truegritmovie.com/
Después de que su padre fuera asesinado por un hombre que estaba a su servicio, la joven Mattie Ross llega a la gran ciudad para cerrar los últimos asuntos de su progenitor. Sin embargo la niña no está dispuesta a que el criminal que acabó con su vida escape, por lo que decide contratar al único hombre con el valor suficiente para perseguirlo en territorio indio. El elegido es Rooster Cogburn, un veterano marshall...
Tengo que confesar que llevaba con cuerpo de western desde hacía unas semanas y he de decir que este remake de Valor de Ley (dirigida en 1969 por Henry Hathaway y protagonizada por el gran John Wayne) ha satisfecho mis necesidades y me ha dejado algo más que un excelente sabor de boca. La verdad, no me sorprendo, porque es algo que me suele ocurrir con el cine de los hermanos Coen y True Grit no ha sido una excepción.
Y es que este film es, qué duda cabe, un buen western con todas las de la ley, pero también es una fábula con toques de road movie que cuenta con varios puntos fuertes a su favor. Para empezar, la historia de venganza que forma el esqueleto de la película le otorga un tono oscuro y dramático que comienza con el planteamiento en el mismísimo punto de partida (me encantó el prólogo, voz en off incluida, con ese plano de la nieve cayendo sobre el cuerpo caido del padre de Mattie Ross...) y no nos abandona jamás durante el resto de la historia hasta llegar al desenlace, que deja un poso amargo que todos nos temíamos desde el comienzo. Seremos testigos de excepción del proceso que llevará a tres personas de caracteres totalmente dispares y con motivaciones realmente diferentes a unir esfuerzos en pos de un objetivo común. Venganza, justicia, recompensa... Tres caminos distintos que desembocan en un mismo destino, y cuyo precio pagarán de una forma u otra nuestros tres protagonistas.
Gran parte del peso de esta inteligente historia recae sobre el trío protagonista, destacando por encima de todos un Jeff Bridges sensacional, al que le bastan los dos primeros minutos en escena para demostrar por qué es un excelente actor. Su presencia inunda la pantalla dando vida al viejo marshall bebedor Reuben “Rooster” Cogburn, nostálgico icono del crepúsculo de una época en la que la justicia se ejercía a base de pólvora. Tremendo profesional que lleva camino de convertirse en leyenda, si es que no lo es ya. También sería justo mencionar la brillante actuación de Hailee Steinfeld, dando vida con astucia e infinidad de recursos a la obstinada y astuta Mattie Ross. Todo un acierto su elección entre unas 15.000 aspirantes que se presentaron al casting. Entre ambos personajes se establece una entrañable relación de colaboración y confianza, básica para entender la historia en toda su amplitud.
Y es que este film es, qué duda cabe, un buen western con todas las de la ley, pero también es una fábula con toques de road movie que cuenta con varios puntos fuertes a su favor. Para empezar, la historia de venganza que forma el esqueleto de la película le otorga un tono oscuro y dramático que comienza con el planteamiento en el mismísimo punto de partida (me encantó el prólogo, voz en off incluida, con ese plano de la nieve cayendo sobre el cuerpo caido del padre de Mattie Ross...) y no nos abandona jamás durante el resto de la historia hasta llegar al desenlace, que deja un poso amargo que todos nos temíamos desde el comienzo. Seremos testigos de excepción del proceso que llevará a tres personas de caracteres totalmente dispares y con motivaciones realmente diferentes a unir esfuerzos en pos de un objetivo común. Venganza, justicia, recompensa... Tres caminos distintos que desembocan en un mismo destino, y cuyo precio pagarán de una forma u otra nuestros tres protagonistas.
Gran parte del peso de esta inteligente historia recae sobre el trío protagonista, destacando por encima de todos un Jeff Bridges sensacional, al que le bastan los dos primeros minutos en escena para demostrar por qué es un excelente actor. Su presencia inunda la pantalla dando vida al viejo marshall bebedor Reuben “Rooster” Cogburn, nostálgico icono del crepúsculo de una época en la que la justicia se ejercía a base de pólvora. Tremendo profesional que lleva camino de convertirse en leyenda, si es que no lo es ya. También sería justo mencionar la brillante actuación de Hailee Steinfeld, dando vida con astucia e infinidad de recursos a la obstinada y astuta Mattie Ross. Todo un acierto su elección entre unas 15.000 aspirantes que se presentaron al casting. Entre ambos personajes se establece una entrañable relación de colaboración y confianza, básica para entender la historia en toda su amplitud.
El tercer vértice de este triángulo interpretativo recae sobre un irreconocible pero cumplidor Matt Damon, que se mete en la piel de LaBoeuf, un ranger de Texas. Mencionar al resto del reparto es una cuestión casi anecdótica, pues apenas si intervienen en la historia. Quizás podríamos nombrar a Josh Brolin, que en la historia es Tom Chaney, el hombre al que todos quieren cazar y desencadenante de la historia, cuya presencia se limita a los minutos finales.
Pero al mismo tiempo que las interpretaciones principales son de vital importancia, es inevitable sentirse también atraido por un elemento realmente embriagador: la naturaleza y el abrumador entorno, que se me antojan un personaje más de la historia, incluso claves en el devenir de los acontecimientos, y haciendo que el ser humano empequeñezca ante la grandiosidad de los paisajes. Ese escenario fronterizo, indómito y que marca límite entre el mundo de la ley y el de los forajidos forma un marco incomprable. Bellísima fotografía, una escenografía a la altura de la historia y, como colofón, una banda sonora realmente preciosa que me sorprende no esté nominada en esta edición de los Oscars.
No es difícil llegar a la conclusión de que True Grit es un western como mandan los cánones, que se articula en torno a una historia realmente sencilla pero magistralmente contada y con una fuerza arrolladora que reside en las imágenes y los diálogos. A mi me ha encantado y me ha parecido un maravilloso y melancólico viaje en busca de la venganza, una de esas historias perfectas para disfrutar de cabo a rabo y dejarse llevar por unas actuaciones magníficas en un entorno inmejorable.
No es difícil llegar a la conclusión de que True Grit es un western como mandan los cánones, que se articula en torno a una historia realmente sencilla pero magistralmente contada y con una fuerza arrolladora que reside en las imágenes y los diálogos. A mi me ha encantado y me ha parecido un maravilloso y melancólico viaje en busca de la venganza, una de esas historias perfectas para disfrutar de cabo a rabo y dejarse llevar por unas actuaciones magníficas en un entorno inmejorable.
3 comentarios:
A ver si me la puedo ver esta semana porque tiene muy bunea pinta.
No soy muy amiga del western, pero esta película es excelente. La interpretación de la niña es magistral y claro, Jeff Bridges demostrando una vez mas lo buen actor que es....
Coincido en la crítica contigo, a mí también me gustó mucho la película, y bueno, escuchar esa manera de hablar en V.O. de Jeff Bridges no tiene precio...
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