Título original: After Life
Año: 2009
Duración: 104 minutos
País: EE.UU.
Género: Terror, Thriller
Dirección: Agnieszka Wojtowicz Vosloo
Música: Paul Haslinger
Después de sufrir un terrible accidente de tráfico, Anna (Christina Ricci) se despierta sobre la mesa de trabajo de una funeraria. Eliot Deacon, el director de dicha funeraria (Liam Neeson) le dice que no está viva, sino que se encuentra en la transición entre la vida y el más allá, y que él puede hablar con ella porque tiene la capacidad de comunicarse con los muertos.
Esta es una de esas películas en las que todo su potencial gira en torno a la capacidad o no de sorpresa que pueda generar en el espectador. La joven debutante polaca Agnieszka Wojtowicz Vosloo dispone todas las piezas de puzzle para que el espectador se sienta atraído por el enigmático argumento, claramente enraizado en las bases del thriller sobrenatural, y consigue que aceptemos el reto y decidamos jugar a lo que propone durante gran parte del film. ¿Es Liam Neeson quien dice ser? ¿Realmente puede comunicarse con los muertos, o no es más que un psicópata que trabaja en una funeraria? ¿Y Christina Ricci, está muerta de verdad? Evidentemente, yo no voy a joderos la película, así que ya me contareís...
De quitarse el sombrero es la interpretación de Liam Neeson, que borda en esta ocasión el papel de solemne embalsamador con una actuación sobria, contenida y ambigua, ya que en ningún momento conocemos realmente sus intenciones verdaderas. El otro pilar interpretativo del film, Christina Ricci, también raya a un nivel muy alto, quizás mejor que nunca, mostrando en pantalla un repertorio de estados de ánimo plurarl para lo que nos venía ofreciendo. De Justin Long ni hablo, ya que aquí repite el papel de sufrido novio como en Arrástrame al Infierno.
Destaca en el aspecto técnico la excelente fotografía, en tonos fríos, que contribuye a la creación de una atmósfera opresiva realmente lograda. La numerosa inclusión de planos fijos y encuadres perfectos es otro punto a su favor, y cabe destacar el uso del color rojo de manera significativa a lo largo del film resultando, cuando menos, un mecanismo curioso y efectista. En el lado negativo de la balanza tenemos su ritmo ligeramente pausado y una excesiva duración (hora y tres cuartos), que hará que a mucha gente le resulte de digestión lenta y un poco pesada. La sensación que me quedó es que la historia, que quedaría genial como episodio de una serie de televisión, está estirada lo necesario para alcanzar el status de largometraje, con las consecuencias negativas que ello conlleva (pérdida paulatina de fuerza narrativa, inclusión de detalles innecesarios, menor capacidad de sorpresa...).
En definitiva, After Life es una película que intenta apartarse de los tópicos del género y realmente logra su propósito durante buena parte de la historia, jugando con la ambigüedad y el deambular entre posibilidades. Cuando menos, disfrutareís de una gran interpretación de Neeson y del juego de suspicacias que propone al espectador y de la incertidumbre argumental hasta el final. Además, es capaz de generar un pequeño debate y a mí, personalmente, no me dejó indiferente. Algo es algo.
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