Título original: The Food of the Gods
Año: 1976
Duración: 86 minutos
Dirección: Bert I. Gordon
Guión: Bert I. Gordon, basado en la novela homónima de H.G.Wells
Intérpretes: Pamela Franklin, Belinda Balaski, Ida Lupino, Jon Cypher, Ralph Meeker
El otro día pasaba por el centro comercial Ballonti en Portugalete, y en la sección de pelis de Eroski encontraba varios DVDs a un euro (vamos, tiradísimos de precio). La mayoría pertenecían a una colección titulada "Clásicos de Oro" pero, a decir verdad, no me sonaba ningún título. La única que me sonaba era El Alimento de los Dioses y, por su irrisorio precio, pues se vino conmigo a casa.
El Alimento de los Dioses es pura serie B, y gustará a aquellos que disfrutan con films catastrofistas, donde toda clase de bichos,bestias y animales mutan y se transforman en monstruos asesinos al servicio de la madre naturaleza, que se rebela contra el ser humano harta de tantas y tantas vejaciones sufridas a lo largo de la historia. Porque ése es el mensaje un tanto ecológico del film, el mostrar una naturaleza vengativa y rencorosa que se defiende atacando. En la novela homónima de H.G.Wells en la que se basa el film, unos científicos británicos descubrían una proteína que proporcionaba crecimiento desmesurado a quien la ingiere. Animales y humanos eran las víctimas de este descubrimiento mediante el cual Wells plasmaba de forma irónica el temor de la época a los pasos agigantados que se daban en el mundo científico de entonces, además de un recelo velado hacia la clase media.
Sin embargo, el argumento en la película es simple y directo: el matrimonio Skinner tiene una granja en una pequeña isla y en un lugar de su propiedad comienza a brotar un extraño liquido que parece manar de las entrañas de la Tierra y que hace crecer desmesuradamente a aquellas criaturas que se alimentan de él. Pronto los animales de la zona como avispas, gallinas, gallos, gusanos y un buen número de peligrosas ratas probarán el extraño néctar y se convertirán en toda una amenaza para el ser humano. Lo cierto es que no tiene mala pinta, pero cuando vemos el resultado en pantalla es inevitable que nos invada una extraña mezcla de vergüenza ajena y de ligero interés por saber cómo acabará el desaguisado.
Los efectos especiales son el punto débil del film, ya que aunque estamos hablando de una película de 1976, los recursos utilizados a la hora de mostarnos a los gigantescos seres no es otro que el de la superposición de imágenes reales. Así, contemplaremos cómo un grupo de roedores se encaraman una caravana a escala reducida, notándose en demasía lo "casero" de los efectos especiales. Mención aparte merece el gallo gigante que ataca a uno de los protagonistas en una escena donde, primero el ave superpuesta y luego el muñeco a escala, dejan mucho que desear. Pero no nos podemos quejar, ya que estos efectos especiales de andar por casa si bien no nos convencen, al menos si nos arrancan una sonrisa.
En definitiva, una película un poco desfasada en relación a las tendencias de cine actuales y que recomiendo ver en compañia de amigos y colegas para ir comentando lo que ocurre en pantalla con un toque de humor y de ironía. Sinceramente, un "quiero y no puedo".
2 comentarios:
Yo leí ese libro!! ^^
Y la promo... madre mía, lo que nos hemos podido reír viendo las ratas esas gigantes y los pollos! La verdad es que las ratitas hasta son monas así de cerca. xD
Eso sí, lo de "deseo que me bese" es lo más! Qué pelis hacían antes, jaja
1976!!! es indipensable verla al menos un fragmento o en pelis de 1 euro, jaja. El cine de monstruos, bestias y demás fenómenos tiene su encanto
Un beso Diegui
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