Título original: Chocolate
Año: 2005
Duración: 60 minutos
Dirección: Mick Garris
Guión: Mick Garris
Jamie es un hombre solitario, depresivo y divorciado que
un día comienza a sentir los olores, sonidos y demás sentidos de una
mujer que no conoce. Pensaba que divorciarse de su mujer era lo peor que
le podía pasar, pero eso era antes de que una serie de experiencias
inexplicables y paranormales destruyan su vida y le hagan preguntarse si
no se ha vuelto loco...
Quinto episodio, emitido en su día el 25 de noviembre de 2005 en EE.UU, y una nueva decepción, esta vez de la mano de Mick Garris, padre de la serie y realizador fetiche y amigo personal de Stephen King, autor del que ha realizado numerosas adaptaciones de sus novelas, casi todas ellas en forma de miniserie para tv. Y aún así, a pesar de su dilatada trayectoria y de ser el creador e impulsor de la iniciativa, va el señor Garris y perpetra, sin duda alguna, el peor episodio de la temporada.
Este episodio no hace honor al nombre de la serie, y el horror brilla aquí por su ausencia. Lo que Garris nos presenta es un previsible thriller totalmente descafeinado con una ligera pátina de cine fantástico, algo de suspense detectivesco y un intento, vano e inútil, de introducir unas pinceladas de erotismo en la historia. Y eso que, a priori, la idea tenía potencial al plantear en su inicio una historia de almas gemelas que poco a poco se vuelve obsesiva hasta desembocar en un terrible sentimiento de frustración que derivara en asesinato. La cuestión es que la impersonalidad, la frialdad y la errática labor de dirección terminan por arruinar por completo el proyecto.
El protagonista está interpretado por Henry Thomas -el niño de E.T. el Extraterrestre (1982)- que hace lo que puede con el flojo guión, y la respuesta femenina la aporta Katharine Horsman, que interpreta a Sue, la chica cuyas sensaciones empieza a sentir de manera inexplicable Jamie, el protagonista.
No merece la pena seguir hablando de ello: episodio vacío y sin consistencia dramática: absolutamente nada en él despierta el interés, y resulta, sin duda, el episodio más aburrido y prescindible de toda esta primera temporada de Masters of Horror. Como alguien dijo una vez, es "una mierda como una catedral".
1 comentarios:
Es un rollete... xDDD no da nada de miedo ni de mal rollo....
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